Una pareja mira la oferta de casas en el escaparate de una inmobiliaria de Ciutadella. | Josep Bagur Gomila

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El Banco de España aconseja «revisar» la gestión del suelo urbanizable para estimular la producción de vivienda de manera que esta «pueda responder con más agilidad a las necesidades existentes». Así lo indica en un estudio publicado ayer sobre el problema habitacional en el cual destaca los desequilibrios entre oferta y demanda de la comunidad balear, algo que continuará manteniendo los precios elevados en los próximos años.

El informe, titulado El desajuste entre la oferta y la demanda de vivienda y su relación con los precios, indica que el precio de la vivienda continuará mostrando resistencia a bajar debido a factores como la escasez de obra nueva (lo que ha provocado un desplazamiento de la demanda hacia la vivienda de segunda mano y más tensión sobre los precios de ésta), la escasez de mano de obra o los altos costes de los materiales de construcción.

De este modo, las Islas se sitúan entre las comunidades donde los precios seguirán más al alza, dado que su oferta presenta más dificultades para ajustarse a la demanda. Esta situación seguirá empeorando en los próximos años por el crecimiento poblacional. Así, la relación entre oferta y demanda «estará sometida, especialmente al comportamiento de los flujos migratorios», por lo que «cabe esperar una prolongación del tensionamiento».

Las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) contemplan un significativo aumento del número de hogares en los próximos años. Baleares se sitúa como la comunidad con un mayor crecimiento relativo en los próximos 15 años, lo que se traduce en que para 2037 las Islas habrán incrementado su población (1,2 millones) en más de 300.000 habitantes.

El Banco de España advierte de que ese aumento de la tensión en los precios de la vivienda resulta fácilmente predecible si se cruzan esas proyecciones con los visados de obra nueva concedidos. En el caso de Baleares, el crecimiento poblacional en los cinco años previos a la pandemia rondó los 20.000 habitantes anuales, la media esperable también para los 15 próximos años si se cumplen las previsiones del INE. Según las estadísticas del Colegio Oficial de Arquitectos de Baleares (COAIB), el promedio anual de creación de nueva vivienda es de 3.439 unidades habitacionales, lo que significa que se construyen 0,3 viviendas por cada nuevo habitante, cuando en la década de los 90 se creaban 3,6 viviendas por cada nuevo habitante, es decir, diez veces más que ahora. «Seguimos edificando muy poca nueva vivienda», asume el COAIB.

El estudio del BdE concluye que «el volumen de viviendas terminadas será insuficiente para la formación esperada de hogares», en territorios como el balear. A modo de conclusión, apunta a la revisión de los procedimientos de gestión de suelo urbanizable y ampliar las posibilidades de edificación.

Un extremo que coincide con los planteamientos que se han estado haciendo desde buena parte del sector inmobiliario en Baleares, especialmente desde las asociaciones de promotores y de constructores. «Hay que aprovechar el poco suelo que tenemos: no hemos de tirarnos de los pelos por ampliar los terrenos urbanizables si eso se adapta a las necesidades», mantiene Luis Martín, Presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Balears (PROINBA).

El sector inmobiliario tiene las miras puestas sobre el PP de Marga Prohens y sus planes sobre vivienda, que en principio no contemplan ese tipo de revisiones. El capítulo del programa del PP balear dedicado a la vivienda desechaba esa posibilidad, al decantarse más por «aprovechar al máximo la construcción ya existente con incentivos y facilidades para su puesta en el mercado y sin necesidad de consumir más territorio con recalificaciones de suelo». Por contra, aboga por dar incentivos y ayudas al alquiler, reformular índices de densidad, simplificar los trámites administrativos o reconvertir locales y casas antiguas de gran superficie.