Opositores en la Universitat de les Illes Balears (UIB) el pasado junio. | Emilio Queirolo

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Después de cinco años trabajando como maestra interina, Xisca Saez, de 33 años, se marcó el reto de aprobar las oposiciones ordinarias de este año. «Seguí a jornada completa y el tiempo libre lo dedicaba a estudiar, me las tenía que sacar a la primera», afirma, porque tiene un hijo de siete años y otro de cinco a los que ha tenido que dejar un «poco de lado» para prepararse. No podía permitirse otro año así, pero el esfuerzo ha tenido recompensa y ha alcanzado su objetivo. Sin embargo, lo que tendría que ser un motivo de felicidad por haber conseguido una plaza de funcionaria, se ha convertido en «un drama» familiar.

Saez es una de los más de 600 opositores que forman parte del grupo Funcionaris Docents Units. Aproximadamente la mitad de ellos, entre los que está incluida, se han visto afectados este año por el hecho de que los interinos estabilizados en Balears, unos 3.000, hayan podido elegir centro educativo antes que ellos.  Mientras profesores que, aun teniendo años de experiencia no se han sacado nunca una oposición, han podido quedarse en Mallorca, muchos otros, como Saez, que sí la han aprobado, están obligados a irse a Ibiza. «Me han llegado a ofrecer un sofá por 600 euros... realmente pensé en renunciar a la plaza. Al final he encontrado una habitación, pero sé de otros que no. Lo peor es que tendré que hacer de madre de fin de semana, será un año duro», confiesa Saez. «Mi marido se tendrá que pedir una reducción de jornada para poder cuidar más tiempo a los niños y, además del nuevo alquiler, tendremos que seguir pagando la hipoteca», recuerda.

La maestra Xisca Saez.
La maestra Xisca Saez.

Asegura que le daría igual tener que conducir una hora de coche para ir a trabajar en Mallorca, y teme que esta situación se alargue en el tiempo porque el próximo Concurso General de Traslado para regresar podría seguir el mismo criterio de elección, que califica de injusto. «Todos somos docentes, parece una guerra entre opositores y estabilizados, pero no es así: las cosas se han hecho mal y pagamos las consecuencias», señala.

«En Catalunya han elegido plaza primero los opositores y luego los del concurso de méritos»
Miquel Obrador, funcionario afectado

Incertidumbre

«Puedo entender que tengamos que irnos un año porque se ha hecho de esa manera, mal, rápido por la presión de Europa para que se estabilicen interinos, pero no entiendo que no se nos explique ya como quedará nuestra situación en el futuro. Esto me crea mucha incertidumbre. En todo caso, nosotros no sabíamos lo que nos jugábamos, se nos avisó en junio de que se elegiría en este orden». Es la opinión del maestro de Primaria Miquel Obrador, de 37 años, que también tendrá que irse a Ibiza. «A nivel económico es una sangría, voy para perder dinero», apunta, y lamenta que su pareja tendrá que continuar viviendo en Mallorca. Obrador trabajó en la concertada seis años y otros dos como interino en la pública. «En Catalunya han elegido primero los de concurso oposición y luego los de méritos, aquí al contrario. Me sorprende que en una comunidad como la nuestra no se piense en la insularidad», comenta.

Júlia Font (nombre ficticio porque teme que su testimonio afecte en su proceso) acaba de tener un hijo, poco después de sacarse la oposición. «Nos hemos quedado con las plazas restantes que nadie ha querido y, encima, destinándonos a otra isla. Me parece surrealista que no se contemple la  conciliación para evitar que separen a una familia», lamenta. «Hemos aprobado unas oposiciones, no pedimos que se nos regale nada. Hemos pasado un proceso duro, pero no se nos facilita nada», critica, y asegura que se planteó renunciar a la plaza. Ahora lucha por intentar que le reduzcan los meses de prácticas en Ibiza para volver antes.