Laura Moyà y Xim Fuster han iniciado el movimiento 'Adolescencia sin móvil' en Baleares. | Teresa Ayuga

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Laura Moyà y Xim Fuster están emocionados y abrumados a partes iguales por la reacción de muchas familias de las Islas, que coinciden en su preocupación por esa costumbre cada vez más arraigada de que los chavales tengan móvil al llegar a la ESO. Por este motivo, y siguiendo un movimiento que se está extendiendo por todas las comunidades, este lunes crearon el grupo de WhatsApp 'Adolescencia sin móvil'. Su objetivo pasaba por reunir a familias con su misma preocupación y abrir un debate con las escuelas para desterrar los dispositivos móviles de la primera adolescencia. En 48 horas se ha adherido 2.000 padres a su grupo de Telegram.

«Ya no somos los raros, hemos descubierto que hay muchos padres a los que les preocupa que sus hijos tengan acceso a todo un mundo a través de su 'smartphone' sin control alguno», apunta Laura Moyà, madre de un adolescente de 12 años que ha comenzado el instituto, y se ha visto rodeado de compañeros que hacen uso del móvil para cualquier actividad. En este sentido, la pareja hace hincapié en que no está en contra de los móviles, «queremos que los chicos tengan su teléfono inteligente, por supuesto. Nuestro hijo lo tendrá en un futuro, es un elemento más de socialización y positivo, pero dudamos que la edad adecuada para tener uno sea a los 12 años, cuando no tienes la suficiente madurez o background para usarlo alegremente. ¿Por qué no esperar a las 16 años?», recuerda Xim Fuster.

Los datos de un estudio reciente de UNICEF demuestran la preocupación de padres como Laura y Xim. La media de edad en la que los niños tienes móvil es a los 11 años; 1 de cada 3 tiene datos ilimitados y solo el 25 por ciento tiene un control parental en su móvil. Entre primero y segundo de la ESO, nueve de cada diez estudiantes de Balears tiene ya su propio teléfono y un 34,4 % se pasa más de cinco horas al día conectado a internet. «Nosotros cuestionamos el uso ilimitado porque el 84 % e los adolescentes tiene perfil en más de tres redes sociales y 2 de cada 3 se hacen cuentas diferentes», relata la impulsora del movimiento.

La pareja coincide en que esta iniciativa no puede morir de éxito. «Se une gente casi cada minuto. Pero hay que organizarse, formar grupos de trabajo y lograr los dos objetivos que nos propusimos al crear el grupo de WhatsApp: abrir un debate entre los progenitores, que parecía que no existía, sobre la edad en la que nuestros hijos reciben su primer móvil; y llegar a las escuelas para cambiar la situación actual. No podemos dejar que sean los claustros de cada centro los que decidan si su escuela o instituto sea 'libre móviles', debería ser una norma autonómica», señalan estos padres.

«Si familias, educadores y policías tutores nos reunimos, cooperamos, abrimos espacios de diálogo y llegamos a acuerdos, podríamos lograr que el próximo curso, la mayoría de alumnos de primero de la ESO no tuvieran un dispositivo inteligente. Eso haría que este movimiento que acaba de nacer fuera un éxito y supondría un cambio que, hoy en día, no parece que fuera a suceder», finalizan.