Masiva presencia de turistas en el casco antiguo de Palma estre verano. | Pere Bota

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Las estadísticas de octubre han confirmado definitivamente que 2023 se va a llevar por delante todos los récords en cuanto a llegadas y gasto turístico en Balears. Solo hasta ese mes, las Islas ya han superado las cifras de los ejercicios anuales más prolíficos de su industria turística: 700.000 visitantes más que en todo 2022 o 2018 y 2.000 millones de euros más facturados.

Según los datos publicados esta semana desde el Institut d’Estadística de les Illes Balears (Ibestat) de Frontur y Egatur, el Archipiélago registró hasta octubre 17,2 millones de llegadas y un gasto de 19.400 millones de euros. Los años récord en el primer apartado, 2022 y 2018, cerraron diciembre con un acumulado de 16,5 millones de turistas. El pasado año también fue el que marcó un máximo en ingresos del sector al alcanzarse los 17.350 millones de euros.

Si bien el incremento de número de llegadas ha sido esencial para superar la facturación del año pasado (se prevé que pasen entre 500.000 y 600.000 turistas entre noviembre y diciembre, por lo que el año finalizará rozando los 18 millones), igualmente clave ha sido la subida de precios; si comparamos los diez primeros meses, las llegadas se han incrementado en torno al 8 %, mientras que el aumento del gasto ha sido del doble, un 15 %.

De este modo, las Islas han recibido más visitas que nunca, pero ese incremento solo ha sido responsable de la mitad del alza de la facturación. Asimismo, a la subida generalizada de los precios -con el alojamiento y el transporte a la cabeza- se ha agregado el factor del crecimiento del turismo de lujo, un segmento en auge en que ha contribuido a engordar las cifras de gasto.

El crecimiento de mercados emisores emergentes de largo radio ha supuesto un acicate para este segmento. En ese sentido, las visitas procedentes de EE.UU. están jugando un papel decisivo, puesto que alcanzan ya el cuarto de millón en Balears y presentan un nivel de gasto muy superior al de los mercados tradicionales: dejan el doble de dinero por persona que británicos o alemanes.

Por otro lado, ya desde el año pasado se experimentó un importante incremento de precios para paliar el encarecimiento de los costes de actividad derivado de la inflación, y también en respuesta a la excepcional reactivación de la demanda turística tras los dos años de restricciones por la pandemia.

Que la oferta turística balear se haya encarecido de esta manera no parece haber afectado las preferencias de sus visitantes, como se vaticinaba desde algunos sectores: el turista no ha renunciado a visitar las Islas y ha decidido contrarrestar el encarecimiento de sus vacaciones acortando el viaje. Así, la estancia media se ha recortado con respecto al año pasado y ya no llega a los siete días.

Prueba de que el aumento del gasto ha obedecido más al incremento de los precios que al de la demanda es que el trasiego de los productos de consumo no ha sido tan acentuado, o al menos no todo lo que se debía esperar a tenor de las cifras de llegadas. Así lo asevera el presidente de la Agrupación Mercancías de Balears y Vicepresidente de Federación Balear de Transporte (FEBT), Ezequiel Horrach, quien asegura que el año «ha sido positivo, aunque el nivel de consumo no ha sido proporcional al aumento de turistas».