Pau de Vílchez, además de profesor de Dret Internacional Públic i Relacions Internacionals en la UIB, es subdirector del Laboratori Interdisciplinari sobre Canvi Climàtic de la Universitat y presidente del Comitè d’Experts sobre Transició Energètica i Canvi Climàtic de les Illes Balears. | M. À. Cañellas -

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Pau de Vílchez es representante de la UIB, como miembro observador, en las diferentes conferencias de Naciones Unidas sobre el cambio climático, las llamadas COP. De Vílchez acaba de regresar de la COP 28, que está llegando a su finalización en Dubai. Pau de Vílchez, además de profesor de Dret Internacional Públic i Relacions Internacionals en la UIB, es subdirector del Laboratori Interdisciplinari sobre Canvi Climàtic de la Universitat y presidente del Comitè d’Experts sobre Transició Energètica i Canvi Climàtic de les Illes Balears.

El representante de la UIB destaca que «la COP 28 se inició con la posibilidad factible de un acuerdo final para dejar atrás definitivamente los combustibles fósiles. Era lo que decían el sentido común y el criterio científico. Desgraciadamente, no ha sido así. Los lobbys de las empresas petroleras y el hecho de celebrar la COP 28 en Dubai no lo han hecho posible».

De Vílchez se refiere también a que «la COP 28 ha tomado la decisión de crear un fondo de pérdidas y daños para los países pobres, con la idea de que sufren y sufrirán los impactos del cambio climático sin recursos para afrontarlos. Sin embargo, no se han previsto ayudas a estos países para la mitigación con la reducción de emisiones y la adaptación de infraestructuras. Es decir, no hay fondos para actuaciones concretas en el desarrollo de energías renovables, la protección o creación de zonas verdes, y medidas para la salud. Sólo se prevén ayudas para pérdidas y daños, en el sentido de paliar posibles catástrofes que puedan afectar a la economía y provocar la reducción del PIB de estos países, cuando estas medidas deberían estar ligadas a las de mitigación y adaptación».

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El profesor de la UIB no oculta que «me preocupa profundamente estar donde estamos. El cambio climático no se sienta a negociar con nadie. Cada vez es más difícil su control y se nos está yendo de las manos. Estoy perplejo ante la falta de madurez y de responsabilidad de buena parte de los gobiernos. Lo cierto es que la lucha contra el cambio climático y su mitigación, la adaptación, el desarrollo de energías renovables y la reducción de emisiones ofrecen oportunidades económicas muy positivas, pero se está dando prioridad al beneficio y al rendimiento inmediatos de los combustibles fósiles».

Después de más de 30 años de que Naciones Unidas emitiera su primer panel intergubernamental de cambio climático (IPCC, por sus siglas en inglés) y de su Convenio Marco sobre Cambio Climático, de Vílchez señala que «se me cae la cara de vergüenza que tengamos que vivir al margen de la realidad científica, con unos investigadores espantados ante la falta de contundencia en las medidas».

El representante de la UIB en la COP 28 indica que «en el 75 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, no tomar las medidas necesarias para luchar contra el cambio climático es, precisamente, no respetar esos derechos. Por ello, que no haya un acuerdo internacional al respecto no debe llevar a parar las acciones que se realicen a nivel local o nacional. En la Unión Europea nos estamos fijando porcentajes de reducción de emisiones, pero no es suficiente. No estamos yendo al núcleo de la cuestión. Hay que rechazar definitivamente los combustibles fósiles y que los poderes no se sitúen por encima de nuestro futuro».