Patricia Cardona con su cuaderno de trabajo, germen del libro que presenta este martes en Palma. | Ravian Numai

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Patricia Cardona (Palma, 1973) ha dejado su carrera como ingeniera para dedicarse a tiempo completo a la prevención del abuso sexual infantil. La mallorquina, víctima de abusos sexuales desde la infancia, ha colaborado con la Europol en el estudio GRACE contra la explotación de menores. Este martes presenta en los stands de las librerías Savoy y Colom del día del libro en Palma Frases que nunca deberías decir ante un abuso sexual, un manual de supervivencia en una sociedad que, por acción u omisión, permite que uno de cada cinco niños sufra abusos.

¿Cómo y por qué decide escribir ‘Frases que nunca deberías decir ante un abuso infantil’?
Hay abusos sexuales verbales que pasan delante de nuestras narices, muchas veces disfrazados de bromas. Sufrí abusos físicos y verbales sexuales desde los 13 años. Abusos físicos por parte de personas adultas, un hombre y una mujer amigos de la familia. Posteriormente sufrí otro tipo de abusos físicos y verbales. No siempre fui consciente de que eran abusos sexuales.

Es algo difícil de digerir para un adulto, casi imposible para una niña.
Con 44 años tomé plena consciencia de lo que me había pasado, leyendo los informes de UNICEF que definen qué son los abusos sexuales con y sin contacto físico. Me quedé congelada. Me venía la frase ‘No hables nunca a nadie de lo que ha pasado’. Estuve 30 años calladita, pero todo afloró. Sentía asco de mi propio cuerpo. Volví a ir a terapia por esos abusos que hasta entonces no había reconocido como abusos. Fue durísimo. Al contar mi experiencia a amigos y familiares encontré a gente que me apoyó, pero también a gente que no lo hizo. Por eso decidí escribir este libro.

¿Qué frase no deberíamos decir ante un abusado sexual?
Se dicen cosas muy dolorosas, comentarios que minimizan el abuso como ‘esto nos ha pasado a todos’ o ‘si solo fue una vez...’, también preguntarte detalles como ‘si duró mucho’. Todo junto hace que los sobrevivientes no seamos capaces de hablar. El morbo es asqueroso. Tenemos que trabajar por una sociedad en la que no tengamos que ser valientes para hablar. Hablamos pocos, por miedo y por vergüenza. Tienes miedo de que te culpen y te juzguen. Yo siempre digo que quiero que nos ‘esponsorice’ Red Bull. Es muy valiente saltar desde un avión o desde un acantilado. Ese tipo de valentía se aplaude y admira, pero a nosotros no se nos recibe igual. Por estadística conoces a diez víctimas de abusos sexuales infantiles ¿Cuántos te lo han contado?

A los 50 usted no solo lo ha contado. Ha hecho de ello su lucha personal, dejando una carrera profesional de alto nivel.
Sí. Escribí el libro porque tuve una mentora de negocios que es sexóloga y me dijo que cuando trabajaba en urgencias le llegaban casos de violaciones de mujeres y niños y que sabía que las palabras son importantes. Tenía razón, pueden hacer mucho daño. En el libro recojo 42 frases. Algunas me las han dicho a mi y otras son de personas que prefieren mantener su anonimato. Es más difícil hablar cuando el abusador aún vive, especialmente si forma parte de tu círculo.

Uno de cada cinco adultos ha sufrido un abuso sexual infantil según el Consejo de Europa.
Sí. Lo que no se habla parece que no existe y da miedo saber que hay tanta gente abusada.

¿Las cosas están cambiando?
Vamos por el buen camino. Cada vez hablamos más del tema. Gracias al apoyo de personas como Marián, de libros Colom y María de la librería Savoy, con las que hoy presentamos el libro, acabaremos con este estigma y tabú. En el Parlamento Europeo trabajamos para crear un centro de apoyo a sobrevivientes, leyes y reglamentos que tenga siempre en cuenta a las víctimas. Aunque sean niños, los supervivientes de abusos sexuales tienen mucho que decir. Las leyes que no tienen en cuenta a las víctimas cojean.

¿Es lo que ha pasado con la Ley del 'Solo sí es sí'?
No lo sé. No puedo entender que haya habido una rebaja en las penas. No entra en mi cabeza.

¿Hay más abusos ahora o se visibilizan más?
En parte se visibiliza más, pero Internet es un parque de atracciones para los pederastas. Están muy organizados. Incluso hay manuales de pederastia que son legales en la mitad de los países de Europa. Trabajamos para ilegalizarlos. Sabemos que en la 'dark web' hay páginas de pederastia que tienen un sistema de puntos. Los pederastas ganan puntos compartiendo enlaces de abusos sexuales y esos puntos les dan acceso para ver vídeos cada vez más violentos.

No puedo evitar pensar en los vídeos porno hechos con inteligencia artificial por menores en Felanitx utilizando los rostros de compañeras de clase...
¿Cómo puedes compartir algo así? La Policía debería detener a todos los que lo han compartido. Hoy en día se normaliza el compartir cualquier contenido, no hay intimidad. Incluso los 'instapapis' o 'instamamis' sobreexponen a los niños desde edades tempranas y eso les hace muy vulnerables. Es algo que explico en los talleres de prevención con las familias. Estoy contenta de no haber nacido en el siglo XXI.