Imagen de archivo de alumnos estudiando

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Baleares redujo a la mitad sus datos de abandono escolar prematuro durante siete años seguidos, pasando de una tasa del 32,1 % en 2014 a un 15,4 % en 2021, aunque siempre por encima de la media estatal del 13,3 % de ese año pospandémico. Sin embargo, los datos más actualizados por el Ministerio de Educación y Formación Profesional, de 2022, rompen esa tendencia decreciente y muestran un nuevo aumento de 2,5 puntos, llegando a una tasa del 18,2 %. Este dato, que corresponde a jóvenes de entre 18 y 24 años, sitúa a las Islas como la segunda comunidad autónoma con mayor abandono escolar temprano, solo por detrás de Murcia (18,7 %). La media española de 2022 se situó en el 13,9 % y la Estrategia Europea 2030 aspira a que los estados miembros la reduzcan por debajo del 9 %.

«Es un problema que no solo tiene que ver con la educación, responde al modelo económico que tenemos en Balears y el tipo de trabajo que se oferta», ha recordado el representante de los colegios profesionales docentes del Consell Escolar de les Illes Balears, Antoni Salvà. «Se requiere de un plan de choque social y laboral, como hacen otras comunidades, para conseguir que más jóvenes consigan, como mínimo, acabar la educación básica. Esto supone una intervención combinada que vaya más allá de la Conselleria d’Educació», ha comentado el profesor este martes durante la presentación del Informe del Sistema Educatiu referente al curso 2021-2022.

El documento alerta de que el aumento de personas en situación de pobreza registrado en los últimos años ha provocado un incremento de las solicitudes de las ayudas para el comedor escolar, la escola matinera y otras actividades extraescolares. «Se deben consolidar e ir aumentado el servicio de becas y ayudas porque muchas familias se quedan fuera», ha comentado la representante de las familias, Cristina Conti, que ha señalado que para no pocos alumnos el comedor escolar es su única comida diaria.

Otras peticiones del Consell Escolar son reducir el número de aulas modulares y que los centros educativos dispongan de cocinas para evitar los cáterin y fomentar un consumo de productos locales. También reclaman que el transporte gratuito llegue a todos los alumnos de Bachillerato y de FP, así como reducir el número de estudiantes por aula.

Cati Joan, representante del STEI, ha lamentado que la sobrecarga por burocracia dificulta cada vez más las tareas de los docentes, que se ven obligados a no atender como querrían y deberían a sus alumnos. Además, ha señalado que esto les afecta en su vida personal porque deben seguir trabajando en casa para poder sacar adelante el trabajo.