Beatriz Domínguez-Gil, en el hospital Son Llàtzer. | M. À. Cañellas -

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La directora de la Organización Nacional del Trasplante (ONT), Beatriz Domínguez-Gil, ha participado este martes en las XVIII Jornadas Autonómicas de Donación y Coordinación de Trasplantes, en Son Llàtzer. El hospital acogerá, por cierto, un espacio físico para la Unidad de Coordinación Autonómica de Baleares.

¿Por qué España es líder en donaciones de órganos y exporta el modelo a otros países?
Hay tres elementos que justifican este éxito. Uno es la solidaridad de la población. En segundo lugar está el Sistema Nacional de Salud de carácter público y universal, vivimos en un entorno en el que cualquier persona que necesite una intervención tan costosa como un trasplante puede acceder a ello y no es así en todos los países del mundo. Pero lo que nos hace únicos es el Modelo Español de Donación y Trasplantes que pivota sobre el coordinador hospitalario de trasplantes. Suele ser un profesional de críticos, perfectamente entrenado, que desarrolla su actividad en unidades donde se podrá identificar a las personas que fallecen en condiciones de ser donantes. Sólo entre un 1 y un 2 % de los fallecidos en un hospital lo hacen pudiendo ser donantes de órganos.

En Son Espases esa figura sería el doctor Julio Velasco que estará a punto de jubilarse.
Desgraciadamente está cerca y es justo rendirle un merecido homenaje. Ha sido una figura de referencia, una persona que ha promocionado la donación, que ha ayudado a estructurar un modelo adaptado a la idiosincracia de la comunidad, y al que miramos los demás porque pivota sobre el hospital de referencia pero colabora con toda la red pública y privada. El doctor Velasco es una voz de referencia a nivel nacional e internacional. En su equipo hay figuras extraordinarias que le podrán revelar.

¿Qué condiciones debe tener un donante de órganos?
En términos generales hay que fallecer en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), con ventilación mecánica y sin ninguna contraindicación absoluta, si bien en estos casos hay muy pocas. No hay límite de edad, de hecho tenemos hígados que han cumplido más de cien años en un trasplantado. Nuestro potencial donante aquí es de una edad muy avanzada.

Habla de la UCI pero Urgencias también debe jugar un papel importante para la captación.
La UCI es donde pivota la donación pero llevamos años trabajando en todas las unidades, incluso más allá del hospital. Sin embargo hay que tener muy bien optimizada la donación cráneo encefálica, en parada cardiorrespiratoria o en asistolia y Baleares todavía tiene margen de crecimiento. En Can Misses (Ibiza) no se ha iniciado este programa y es imprescindible.

Con falta de profesionales y plantillas más cansadas, ¿se acuerdan de la donación?
Los números dicen que sí. La donación tiene que formar parte de los cuidados de una persona al final de su vida no sólo por quién lo necesita sino por el beneficio global de quien está en proceso de fallecimiento.

Crecen los donantes, los trasplantes pero también la lista de espera ¿por qué?
Prácticamente todos los años acabamos con 5.000 personas en lista de espera para un trasplante. Esto tiene que ver con el fenómeno de flexibilización de los criterios de inclusión. De hecho ahora trasplantamos a pacientes que a principios de siglo no se consideraban. Dentro de los más de 3.500 trasplantes de riñón que se hicieron en 2023, el 20 % tenía 70 o más años.

¿Cómo funcionan las listas de espera para un trasplante?
La inclusión de un paciente la hacen los centros con programa de trasplante. En España los hay para todo tipo de órganos, en Baleares está el renal y el hepático. ¿Cómo se asignan los órganos? Tenemos un modelo mixto. A nivel nacional se hace en dos circunstancias, cuando es de urgencia cero, es decir, con riesgo para su vida, se le asignará el primer donante que surja en el país si es compatible. El otro escenario es si hay una enorme dificultad para trasplantar. es el caso de los niños, los pacientes hiperinmunizados, o quienes necesitan un trasplante combinado. Fuera de esta priorización a nivel nacional, los criterios son clínicos y geográficos. En principio el órgano se queda en la zona local y si no se trasplanta se oferta a otra área de donación.

¿Cuánta gente puede llegar a intervenir en un trasplante de urgencia cero?
Unas cien personas, y a contrarreloj.

En Boston han trasplantado un riñón genéticamente modificado de un cerdo a una persona humana ¿es este el futuro?
Podría ser que sí. El xenotrasplante ha tenido importantes saltos cualitativos en los dos últimos años. Se han hecho dos trasplantes cardíacos y uno renal con objetivos terapéutico. Los primeros fallecieron a los dos meses y el último fue dado de alta hace dos semanas. Quedan muchas incógnitas que resolver pero, de hacerlo, habría que estar entusiasmados porque sería una realidad clínica que resolvería la escasez de órganos para trasplantes. Se planearán dilemas como el uso de animales o cómo seleccionar a los pacientes para incluirlos en ensayos clínicos de estas características, sobre todo en España donde acceder a un trasplante es sencillo. Aquí, a un paciente en urgencia cero se le trasplanta en horas y uno renal tarda un año en recibir un riñón. En Alemania un paciente renal puede esperar 7 u 8 años.

¿Esta facilidad en nuestro sistema sanitario no atrae mafias con pacientes de otros países?Es un riesgo que existe. Nuestro sistema es generoso en sus prestaciones sanitarias. Dicho esto, el porcentaje de personas nacidas fuera de España entre los receptores es aproximadamente el mismo que el de la población general y también el de los donantes. El miedo que pueda existir hay que desmontarlo porque la representación es similar.

En las Islas, el 37,5 % de los donantes de lo que llevamos de 2024 es extranjero.
Baleares es un ejemplo de comunidad abierta con muchos residentes nacidos fuera, impregnada del espíritu de la donación.