El objetivo es movilizar la tierra disponible para el uso agrario. | L. OLMO

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La falta de tierras para usos agrícolas se ha convertido en un grave problema para poder garantizar el relevo generacional en la payesía o que las pequeñas explotaciones agrarias puedan expandirse para ser viables y rentables. El hecho de no encontrar fincas para poder labrar -o que estas estén a precios desorbitados- es una cuestión que preocupa a las administraciones, no solo autonómicas sino también a nivel estatal.

La situación en Balears es preocupante y así lo demuestran las 133.772,93 hectáreas de tierras agrarias consideradas como abandonadas. A ello se refieren el conjunto de fincas inactivas, infrautilizadas, en riesgo de abandono o abandonadas directamente. Son los datos que maneja la Conselleria d’Agricultura, Pesca i Medi Natural del Govern después de cotejar las referencias del sistema SIGPAC con los que contaba el Ministerio de Agricultura y que era notablemente inferior. Así, según los datos actuales del Govern, el 26,5 % de la superficie del archipiélago son tierras agrícolas infrautilizadas, fincas que podrían tener un uso agrícola pero que no se les da de manera oficial.

Fincas abandonadas o en riesgo de abandono en Consell.

El director general de Agricultura, Fernando Fernández, apunta que se ha hecho un intenso trabajo con el cual se ha podido «tener identificada la superficie agraria útil, municipio a municipio, parcela a parcela. Ello hace posible reconocer toda esta tierra que sería aprovechable para usos agrarios». Fernández destaca que los datos actualizados por la Conselleria revelan una «situación preocupante» ya que de acuerdo con el criterio del Ministerio, las superficies agrícolas inactivas (126.082 hectáreas) y las abandonadas (5.988 hectáreas) suponen un total de 273.464 parcelas o recintos inactivos. Es decir, fincas que no han sido declaradas dentro de la PAC hace muchos años y que, por lo tanto, se entiende que no entran como agricultura productiva. También cabe destacar las 5.988 hectáreas consideradas como abandonadas «lo que supone más del doble de lo inicialmente considerado».

Fincas abandonadas o en riesgo de abandono en Vilafranca.

Encontrar un vía para recuperar la actividad agrícola en estas fincas es ahora el trabajo que tiene por delante la Conselleria y que actúa conjuntamente con el resto de comunidades autónomas y el Ministerio en el grupo de trabajo sobre Movilización de Tierras. «Es una de las preocupaciones más grandes de todas las comunidades autónomas y del Ministerio», añade Fernández. «El reto es movilizar toda esta tierra útil para uso agrario, aunque es evidente que en el caso de Balears las expectativas de beneficio que tiene la tierra agrícola superan el valor de la tierra en si mismo», explica el director general.

Fincas abandonadas o en riesgo de abandono en Deià.

Bancos de tierras

Algunas administraciones como el Gobierno de Galicia o la Diputació de Barcelona tienen en marcha bancos de tierras que funcionan. La idea de establecer también un banco de tierras en Mallorca se gestó durante la pasada legislatura aunque no llevó a ejecutarse a la espera de encontrar más opciones como pueda ser la creación de un fondo de tierras (facilitando el arrendamiento), o crear una cooperativa explotación comunitaria de la tierra donde «los propietarios ceden las fincas a las cooperativa y esta contrata una persona para el aprovechamiento de la tierra. Este es un buen instrumento que se adecua a nuestra realidad», explica Fernández.

De momento, para facilitar el acceso de tierras productivas a los agricultores y ganaderos, la Conselleria tiene en marcha licitar las fincas públicas para que sean superficies agrarias útiles.