Determinante. El pívot Curtis Borchartd es la figura del CB Granada

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S.G. Maó
Los equipos pequeños tienen que afinar mucho a la hora de gastar su siempre exiguo presupuesto en fichajes. Es fácil fichar cuando el talonario es amplio, y las apuestas fallidas se pueden subsanar con otras apuestas... hasta que se rompe o el saco o la paciencia. Eso ocurre con los equipos grandes. Con los equipos pequeños el margen es mucho más reducido, las apuestas deben madurarse mucho porque los recursos son limitados, y toca afinar. Bien lo saben en Menorca.

Siendo así, hay que valorar los riesgos. Innumerables son los jugadores que, a primera vista, tienen una calidad encomiable, y una técnica exquisita, un tiro finísimo o una presencia física impresionante que hace temblar los aros contrarios. Ante esos especímenes, que parecen nacidos para triunfar en los mejores equipos, surge siempre la misma cuestión: "pero, si es tan bueno, ¿por qué no está en el Barça, en el Madrid, en el Panathinaikos o en la NBA?". La lógica parece aplastante. La duda, más o menos razonable, también es inevitable, y entonces se apela al dinero, o al carácter del jugador, a su propensión a ser polémico, o a su facilidad para lesionarse, por ejemplo.

Pues este último dato es el caso del mejor jugador del CB Granada. O, como mínimo en las estadísticas, del más determinante. Reconocido por todos los entendidos, Curtis Borchardt (Nueva York, 13/9/80, 2,12 metros de altura y 108 kilos de peso) es uno de los pívots del ámbito no NBA más determinantes, y lo único que hace que no esté en un club grande es su propensión a las lesiones, auténtico caballo de batalla del americano.

Eso y, por supuesto, el inmenso interés del club nazarí para que el jugador no desee irse con la música a otra parte. Y ahí, el anterior director general de la entidad y actual del Cajasol de Sevilla, el menorquín Oriol Humet -por cierto, se le vio el pasado viernes en el aeropuerto mahonés departiendo con Sunil Bardwaj, tuvo algo que ver: fue el encargado de ficharlo y en Granada le estarán eternamente agradecidos.

Tanto como expectantes por saber qué día se volverá a lesionar. Borchardt tiene problemas de hombro y de rodillas: en la pasada temporada se perdió una docena de partidos que hicieron sufrir sobremanera a su equipo. Suerte del fichaje a última hora de Mensah Bonsu, ese jugador que ganó él solito el decisivo Granada-Tau con el que evitaron el descenso, y que este año, tras fichar por la Penya, fue desestimado en Badalona porque no se quiso operar.