Jeter y Sergi. El base del Menorca y el mahonés del Real Madrid luchan por un rebote en un lance del partido

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Miguel Juan Urbano Maó
Alfombra roja para el Real Madrid ayer en Bintaufa. Fue como la esperada llegada esta noche de los Magos de Oriente transformados en coloso blanco, que desembarcaron sobre la tela instalada por el ViveMenorca en el Pavelló y, claro está, en lugar de dejar un regalito a la afición insular, se fueron como habían venido, triunfadores y altivos, tras alzarse con una victoria merecida, cómoda y suficiente vista la escasa oposición planteada por los mahoneses.

Seguirá, por tanto, el Menorca considerando al Real Madrid su rival imposible en la ACB, junto al Gran Canaria, después de siete cruces en la Liga. Pésimo en el tiro exterior del que abusó a tenor del acceso barrado en la pintura, el ViveMenorca se quedó lejos, muy lejos, de convertir la ilusión por poner en aprietos al Madrid y tutearle en la cancha. Sólo dos jugadores, Bazcdaric y Eley superaron los 10 puntos de valoración y cualquier mortal adivina que para noquear a un Real Madrid se necesita un rendimiento plural como punto de partida que ayer brilló por su ausencia.

En cambio los de la capital con el gran mahonés Sergi Llull, como director de juego de salida, y un Felipe Reyes en el momento más dulce de su brillante carrera, tiraron de calidad acentuada por las continuas pero acertadísimas rotaciones de Joan Plaza, para gobernar el partido de principio a fin.
El choque emergió con el poderío incontestable de Felipe Reyes. El pívot dictó una conferencia sublime de rebote y enorme capacidad en el poste bajo. Ahí convirtió 10 puntos en los cinco primeros minutos a pesar de la tenue oposición de Boisa y Eley que se multiplicaban e intercambiaban su posición para tratar inútilmente de frenarle.

A Felipe le asistía un producto menorquín, Sergi Llull, orgullo de esta patria chica. Ahí es nada, titular en el Madrid enfrentándose al club que le vio nacer. Y al mahonés, maduro como cualquiera de sus compañeros, no le tembló el pulso. Bajo su mando el Madrid puso tierra de por medio (7-15 a 5'05). Casas tenía que hacer algo para congelar la resolución prematura del debate en la pista y tras el tiempo muerto obligado buscó fortalecer el rebote con Ivanov en lugar de Stojic. La nueva estrategia surtió efecto en parte, y ya con todo el quinteto titular del Madrid en el banquillo, un triple final de Boisa cerraba el primer acto con un esperanzador 18-21.

En la reanudación, sin embargo, de nuevo con Reyes en pista, el Madrid recuperó una renta de lo más cómoda con un parcial de 2-9 (20-30). Stojic y Urko reemplazaban a Boisa e Ivanov y el Menorca ganaba coraje y una mayor dosis de agresividad. Una antideportiva de Mumbrú a Stojic se traducía en dos puntos del capitán y un triple de Jeter que comprimían el marcador (27-30, a 6 minutos del final del cuarto). Raúl López sustituía a Sánchez y el Madrid comenzaba a jugar fácil desde atrás gracias a su dominio del rebote, especialmente el ofensivo, lo que le permitía jugar rápido y exhibir las alternativas en ataque con especial mención para Marko Thomas y, cómo no, Felipe Reyes. Defendiendo en zona los madrileños, el Menorca insistía desde el perímetro sin acierto (0 de 9 de sus aleros) y el Real ponía su máxima renta a 1'30 para el descanso (31-44) tras otro parcial de 3-9 que finalmente se quedaba en 35-44.

Los dos técnicos tiraron de sus quintetos titulares tras el descanso, con la excepción de Alex Mumbrú en el Madrid. Y fue precisamente el ex jugador de la Penya quien con dos triples abortó las tímidas aproximaciones del ViveMenorca. Entre medio, un mate espectacular de Sergi premiado por la grada con una gran ovación. Una discutida técnica a Eley sobre Bullock hizo estéril el esfuerzo menorquinista. El Madrid cobró su máxima renta a 1'20 del final de este tercer cuarto (46-63) que dejaba el partido liquidado.

Plaza retiraba a Reyes y a un Mumbrú fundamental en este tramo, y el Madrid, de nuevo en zona, administraba su ventaja sin hasta entrar en el segmento final con 49-65. Eley había mostrado mayor decisión en la pintura, junto a un Boisa que exhibía su fortaleza física atrás, pero el ViveMenorca insistía en el triple con un acierto pésimo de sus aleros.

Gusi compartió pista con Jeter en el último cuarto para tratar de darle otra marcha al partido, pero la constelación de estrellas del Madrid no ofreció ninguna concesión y su defensa pétrea continuó resultando infranqueable. Casas retiraba a Eley con cuatro faltas en el momento más inoportuno, con lo que Jeter jugaba a la heroica ante la defensa blanca, y la afición la tomaba con el arbitraje tras un par de errores clamorosos.

El técnico del Menorca repitió entonces la táctica de jugar con cuatro bajitos más Boisa, con Stojic como '4' para obstruir a Mombrú, pero el Madrid no es el Granada y aún con Reyes más controlado, el cuadro blanco no tiene dependencia exclusiva de su sublime jugador como la tenían los granadinos de Borchardt. Apareció Bullock y Mumbrú completó su gran partido que sin mayor emoción alcanzó un final plácido para el Madrid y resignado para los menorquines.

Casas: "Nos faltó la mentalidad competitiva" necesaria"
Para Ricard Casas, técnico del Menorca, su equipo no tuvo "el ánimo ni la mentalidad competitiva necesarias. Encajando muchos puntos en los primeros minutos por ello. Faltó agresividad", a pesar de que "sí se ha puesto esfuerzo, se ha aguantado la lucha", algo que se podría haber mejorado "si se hubiera estado mejor en el aspecto ofensivo en el tiro, donde hemos estado francamente mal, y en rebotes". También vio "problemas para meter balones dentro, aunque hubo intención".

Todo ello condujo a tener "la valoración concentrada en poca gente. Está muy claro que sumando 50, poca gente ha aportado cosas para ganar, no sólo al Madrid sino a cualquier equipo".

La explicación que da a la falta de mentalidad la atribuye a que "jugamos siempre al límite, y puede haber un día en que no se pueda. Hay que hacer esta lectura. Esto le puede pasar a un equipo y debe afectar lo justo" de cara a los siguientes -y duros- partidos, ante los cuales Casas dijo "no tener miedo". En cuanto a jugadores concretos, de Ivanov, de su desigual aportación, dijo que "habrá que preguntarle a él, es un tema de responsabilidad", y de Markota, que no jugó, que "es complicado y cada día debes hacer la lectura que toca y mirar de encajarlo".

Arbitraje: "No tengo todas las explicaciones. Pero no perdimos por ello".