limonad. El escolta del Menorca bota el balón y trata de dejar atrás a Lamont Barnes en un lance del partido - photodeporte

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El Menorca se chocó ayer de bruces con la dura realidad y aunque estuvo en el partido y puso en apuros a la revelación de la Liga, al final, se vino abajo lamentablemente y facilitó el triunfo del Valladolid. Los de Paco Olmos se quedaron sin gasolina en el último cuarto de un partido en el que la defensa local impuso su ley a pesar de que el Menorca frenó el ataque rival durante muchos minutos. El banquillo, más amplio en los vallisoletanos y demasiado corto en los menorquines, fue vital para llegar al final con oxígeno y las ideas más claras. No lo consiguió Menorca y aunque entró con un 44-42 a falta de 9 minutos, se desinfló en una recta final

El Menorca aguantó durante tres cuartos, frenó el juego exterior rival e incluso maniató durante muchos minutos a Eulis Báez, Barnes y Slaughter por dentro. Sin embargo, los obstáculos se acumularon con la carga de personales de Donaldson, las molestias físicas de Diego Sánchez y Ciorciari, que nunca estuvo a su nivel o el juego errático de un Limonad demasiado irregular. Sólo Cuthbert Victor estuvo a un gran nivel, pero no fue suficiente.

Los minutos finales y decisivos dejaron una mala impresión ya que el Menorca rompió el buen trabajo que había trazado durante todo el partido anterior y se dejó llevar preso de la ansiedad y de la incapacidad de alcanzar el mismo nivel de ambición que su rival. Una derrota más, ante un rival que hoy por hoy está un peldaño más arriba, en el primer partido de una segunda vuelta en el que tendrá que ganar al menos 7 partidos más salvarse.

Arrancó el Menorca mucho más centrado y metido que su rival, que quizá aún pensaba en la Copa del Rey, recién conseguida. Los de Paco Olmos comenzaron con ventaja gracias a su buena defensa, a los puntos de Cuthbert Victor y planteando un partido de guerrillas, con mucho ritmo, presión y cuerpo a cuerpo que le sirvió para frenar al Blancos de Rueda en el inicio (4-8 en siete minutos). Los locales despertaron con un parcial de 8-0, con varios contraataques, que dejaron el marcador en 12-10 al final del primer cuarto y la sensación de que los vallisoletanos habían encontrado la llave para forzar el cerrojo balear.

Dos robos consecutivos de Báez y Slaughter terminaron en un parcial de 9-0 para los locales, que se iban de 11 puntos (21-10) en el minuto 15. Sin embargo, el Menorca no se descompuso y aguantó el empujón cuando llegaron las rotaciones. Se fue un activo pero errático Limonad y un Donaldson desaparecido y entraron Huertas, Otegui, Torres y Servera, que dieron oxígeno, lo que les permitió recuperarse a pesar de su pésimo porcentaje de tiro (0 de 8 en triples y 9 de 22 en tiros de dos en el primer tiempo). Huertas, con 6 puntos, y Victor, con 5, mantuvieron a flote a su equipo para llegar al descanso 28-24.

Olmos planteó una defensa en zona en el inicio del tercer cuarto y frenó la producción de puntos exterior del Blancos de Rueda, no así la interior. Lamont Barnes fue entonces el que tomó el relevo y mantuvo la ventaja del Menorca, que poco a poco fue recortando hasta ponerse a un punto (34-33) justo después de que Corciari anotara por fin el primer triple.

Sin embargo, otra serie de robos y contraataques del Blancos de Rueda propició otro parcial negativo (10-0) y la remontada quedó en suspenso (44-33). Pero una de las virtudes del Menorca es el no perder nunca el sitio y de nuevo volvió a firmar una buena racha (0-8) que le acercó otra vez en el final del cuarto (44-41). Huertas y Radenovic fueron los protagonistas con sus puntos.

El Menorca siguió intentando remontar con la defensa en zona pero a pesar de que provocó que el Blancos de Rueda anotara a cuentagotas no sirvió para frenar a un Eulis Báez que se erigió en líder ofensivo y verdugo con 9 puntos en el cuarto decisivo. Por si fuera poco, Donaldson cometía la cuarta personal y los pucelanos subían su presión defensiva sobre las líneas de pase y con otros tres robos y contraataques ampliaron ventaja (55-42) a falta de cinco minutos.

El Menorca, paralizado, desperdició sus últimas balas con Limonad y de nuevo con Donaldson, pero el Blancos de Rueda estaba lanzado y a falta de tres minutos el choque ya estaba sentenciado con 17 puntos en contra (67-50).