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Agotado pero satisfecho por el oro conseguido el domingo en el Europeo de Polonia junto al resto de la selección sub-18, el segundo que consigue tras el de Lituania en 2009 con la sub-16. Es Álex Suárez, ala-pívot de 2,05 metros del DKV Joventut que ha contribuido de forma decisiva en el nuevo logro de las categorías inferiores de la selección, un triunfo con el que apenas contaba al inicio de la competición. "No me lo esperaba pero a lo largo del torneo, después de la primera fase, empezamos a jugar y a creérnoslo y con muchas ganas, ha salido todo rodado", admite.

El insular, que ha sido uno de los fijos en el quinteto del seleccionador, Luis Guil, se muestra autoexigente a la hora de analizar su actuación personal. "En la fase regular estuve más o menos bien pero en la recta final podría haberlo hecho mejor aunque a veces hay que sacrificar cosas para el bien del equipo. Estoy contento pero siempre se puede mejorar", afirma.

El jugador, que llegó a última hora de la tarde procedente de Polonia tras hacer escala en Barcelona, califica el logro de "una gran experiencia" al mismo tiempo que bromea sobre el hecho de no ganar en caso de disputar un hipotético tercer europeo en el futuro. "El primero no me lo creía y en éste no éramos favoritos pero ha sido una experiencia muy buena. Llevo dos seguidos ganados y si perdemos el próximo me lo tendré que pensar...", apunta.

Con los pies en el suelo y listo para disfrutar de unas merecidas vacaciones antes de incorporarse a la pretemporada de la Penya, no pierde de vista la selección absoluta y poder seguir algún día los pasos de los Llull, Gasol y compañía. "Antes de la final nos motivaron con los de los juniors de oro, como Gasol y los otros y la verdad es que sería muy bonito poder llegar algún día donde están ellos aunque para ello tengo claro que hay que trabajar duro", advierte. Tendrá tiempo en el futuro, lo más inmediato, desconectar y disfrutar de la vacaciones con la familia, que estuvo con él durante el campeonato.