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Segunda victoria del Menorca Bàsquet ante un rival de LEB Oro y tercera en el global de su pretemporada en la que ha jugado, de momento, cuatro amistosos. Tras vencer anteayer a Tarragona, ayer hizo lo propio ante el Lleida Bàsquet -el equipo que dirigirá el ex-menorquinista Ricard Casas, ayudante ahora de Sergio Scariolo en el Eurobasket- (63-76).

El nuevo proyecto del Lleida Bàsquet comenzó con derrota, pero fue frente a un rival más rodado y con más días de entrenamientos y con tres jugadores recién llegados que apenas conocen a sus compañeros. El equipo leridano evidenció sus carencias lógicas –en desajustes defensivos y en sistemas de ataque– a estas altura de pretemporada, más aún en un equipo nuevo como el Lleida Bàsquet. Faltó la aportación de los que, en principio, deben tirar del carro, como Feliu o Alzamora, pero el margen de mejora del equipo es inmenso y algunos detalles y aportación de algún jugador permite tener ilusión con este equipo recién creado.

Por su parte, el equipo menorquín dio un paso más en su preparación. No pudo estar el valenciano Romà Bas, a causa del fallecimiento de su madre, y antes de empezar el partido se guardó un sentido minuto de silencio.

Los de Chema Berrocal volvieron a dar una muestra de lo que puede ser su potencial fundamental este año: intensidad defensiva y fuerza bajo canasta. Coppenraht salió de principio en el cinco titular y finalizó el partido con 12 puntos, pero el máximo anotador fue Morentin, con 14. Desde fuera, la aportación más destacada de los menorquines fue la de David Navarro, con 11 puntos.

Los parciales fueron 12-15 en el primer cuarto, 16-17 en el segundo, 7-21 en el tercero y 18-23 en el último. En el Lleida, Feliu no tuvo su día, Alzamora no podía con Coppenrath, Ramsdell empezó a flaquear –era lógico–, Sonchu estaba muy solo, Norris intentó tirar de galones y Simeón de su velocidad, pero no fue suficiente para frenar a un Menorca que lo tuvo muy fácil en ataque en la segunda parte y que gana confianza en su preparación.