Sin brillo. Arteaga, bastante por debajo de su nivel habitual, intenta frenar una penetración de Marc - joan sabater

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Tampoco fue en Girona. El Menorca Bàsquet cosechó su tercera derrota a domicilio en su visita a Fontajau (72-62), en un partido que pareció tener controlado hasta los instantes finales del tercer cuarto, pero que dejó escapar con un parcial de 15-1.

Cuarta sangría en cuanto a puntos, esta vez el rival se fue hasta los 72 con demasiada facilidad en el último cuarto (26-12) y un juego interior que se vio superado en el rebote por los catalanes, que cazaron 42 rechaces por los 20 de los menorquines.

Únicamente el ímpetu de David Navarro en su regreso a Girona, que anotó 14 puntos, dieron brillo a una nueva derrota. Esta vez, a diferencia de las anteriores, el fallo vino en ataque, donde faltaron canastas y rebotes, porque la defensa, hasta el último cuarto, estaba siendo buena.

El primer cuarto tuvo poquísimo brillo y mucha reiteración de fallos en ambos bandos.

Menorca empezó dubitativo y permitió a Girona situar un 7-2 de entrada. Sin embargo, los de Tabak tampoco estuvieron finos y acabaron dilapidando su renta. Y es que, tras el parcial de 5-0, llegó un carrusel de fallos, con jugadas sin finalización, porcentajes muy malos y perdidas constantes de balón por parte de los dos equipos.

Sin embargo, en ese despropósito salió ganando el Menorca que poco a poco fue recortando las diferencias, hasta que un 2+1 de Morentin a 40 segundos del final del periodo puso por delante por primera vez a los de Berrocal (9-10). Pero duró poco la alegría y el propio Morentín falló un triple que hubiera permitido a los suyos llegar con ventaja al descanso tras una canasta local (11-10).

El segundo cuarto empezó con la entrada de Coppenrath, que había sido duda hasta el último momento a causa de sus molestias físicas y que demostró no estar bien. De hecho, tras dos faltas en tres minutos, Berrocal lo volvió a sentar.

Poco a poco el Menorca empezó a encontrarse más cómodo en la pista y tomó un margen que mantuvo durante todo el segundo cuarto. Los de Berrocal tuvieron algunos problemas en el rebote defensivo, pero el bajisimo porcentaje de acierto de los locales les ayudó.

Así, a 4'38 para el descanso, y después de que Morentin anotase el primer triple del partido, Menorca se colocaba con +5 (19-24). En la jugada hubo también falta en defensa de los locales, pero los menorquines no supieron aprovecharla.

Mas clave aún fue otra acción en contra del Girona a 3'09 en la que los árbitros señalaron falta y técnica a Labuckas, que acabó con cuatro tiros libres transformados por Blanch y posesión (21-28). Era el momento de romper el partido, pero Menorca se atascó con la zona planteada por Tabak y no fue capaz de marcharse de más de siete puntos. Además, a los de Berrocal se le complicaron los últimos instantes antes del descanso en los que el Girona consiguió reducir la diferencia, 28-30.

Aparece David Navarro

El tercer acto empezó con equilibrio e intercambio de golpes y un triple de Freimanis tuvo respuesta de David Navarro en sus primeros puntos en su regreso a Fontajau. El escolta asumió el liderato ofensivo del Menorca, otra vez, pero aún mas inspirado estuvo el incombustible Middleton.

Con trabajo y productividad en la pintura, el de Queens puso en muchos problemas a los de Berrocal, que volvió a probar a Coppenrath, que tuvo minutos pero sin producción. Pese a ello, y tras un cuarto con el electrónico igualado, los menorquines consiguieron irse de cuatro puntos (46-50).

Pero ese fue, sin embargo, el principio del fin. Y es que en ese momento apareció el mejor Nacho Ordin para revolucionar definitivamente el encuentro con dos triples consecutivos que completaban un parcial de 15-1 para los locales (61-51 a falta de 4´26).

Esos dos triples acabaron de hundir anímicamente a los menorquines, que no supieron reaccionar ante un Girona que, de ahí al final, se limitó a mantener la ventaja para sumar su tercera victoria consecutiva.

Únicamente David Navarro parecía tener fuerzas para intentar meter a los suyos de nuevo en el encuentro, pero de poco sirvieron sus intentos y su coraje en un conjunto que perdió la fe en la victoria y que ya no hizo peligrar en ningún momento el triunfo local.