La defensa en zona. El Menorca Bàsquet topó contra el buen planteamiento defensivo del Huesca y el acierto de Leonavicius - Gemma Andreu

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Una derrota, al igual que una victoria, también enseña y más cuando llega tras un parcial de 8-0 en contra en el último minuto y pico. El Menorca Bàsquet saboreó el miércoles un regusto amargo que no probaba desde la primera jornada en Lugo, el que queda cuando un equipo pierde en un final ajustado.

De las nueve victorias que ha sumado el equipo de Josep Maria Berrocal, seis se han dado con tanteos cercanos donde la calidad individual de los dos pilares del equipo, Oliver Arteaga y David Navarro, han decidido casi siempre a favor. No pudo ser contra el Huesca y la derrota deja la Copa Príncipe demasiado lejos, a dos victorias en los dos partidos que quedan y que el Burgos y el Lleida no vuelvan a ganar hasta la segunda vuelta.

La derrota del miércoles en casa, la segunda en el Pavelló Menorca en lo que va de temporada, fue mérito del Huesca. El equipo de Ángel Navarro fue capaz de trazar una defensa en zona que ofuscó a los locales en ataque.

Sin jugadores que se abrieran, las ideas de Jorge Jiménez y Dani Pérez no fructificaron y, como ocurrió en la última jugada del partido en la que David Navarro se comió la última posesión con una gran defensa de Knutson y obligó a Arteaga a soltar una pedrada a la desesperada que no se acercó al aro, el juego resultó algo anárquico.

Pero una derrota como la que se dio beneficia al Menorca. A parte de dejarle prácticamente sin opciones de disputar la Copa, un torneo que supondría un elevado coste para las arcas insulares al suponer un viaje entre semana a Canarias con la obligación de coger como mínimo tres vuelos para llegar y otros tantos para volver contando noches de hoteles y demás y que el club se alivia de no tener que afrontar, también le recuerda al equipo de Josep Maria Berrocal, ahogado entre elogios de todos los colores por parte de adversarios en las últimas jornadas que para alcanzar el éxito no basta con ganar a domicilio en las canchas más complicadas de la competición como La Palma, Palencia o Burgos sino que hay que atajar los partidos en casa y contra los rivales a priori de abajo.

El Menorca perdió en el primer partido del año en Lugo por 87-86, mientras que los siguientes resultados ajustados los resolvió a su favor. Ganó en casa al Granada (81-79), al Knet & Èniac, por entonces equipo revelación (89-87) y al Melilla (85-81) y a domicilio al Burgos (64-65), UB La Palma (69-72) y Palencia (67-71), con una gran remontada.

La valoración de la trayectoria de la SAD, a nivel deportivo, es buena a dos partidos para cerrar la primera vuelta, a pesar de que los primeros encuentros lejos del Pavelló se le atragantaron. El Menorca ha firmado una mejoría muy importante, de juego y de resultados, entre el mes de noviembre y de diciembre.

A nivel individual, Oliver Arteaga es el referente del equipo y ha mostrado que no tiene rival en la pintura donde sus 209 centímetros son incontestables.