El Menorca Bàsquet atraviesa su peor racha en la Isla desde que arrancó la competición - Archivo

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Un engranaje distorsiona una melodía excelente en este Menorca Bàsquet. El equipo de Josep Maria Berrocal parece haberse atascado en una asignatura en la que a principio de temporada se mostraba intratable, la de los partidos en casa. La SAD colecciona tres derrotas en los cuatro últimos partidos que ha disputado en el Pavelló Menorca algo que ha comenzado a inquietar al vestuario más allá de la ausencia en la final de la Copa Príncipe. "No pensábamos en la Copa, queríamos ganar el partido contra el Navarra", repetían una y otra vez el miércoles tras el severo palo (72-82) sufrido ante el Iruña. ¿El antídoto? Ganar el domingo al Breogán, lo que frenaría las grietas que han surgido en el fortín del Pavelló Menorca.

Hay un punto que, principalmente, se repite en las dos últimas derrotas: el acierto rival desde la línea exterior. Tanto el Huesca, que se impuso por un ajustado 75-76, como el Navarra, cimentaron su revés al Menorca desde 6,75. Otro aspecto es la falta de intensidad inicial. Si por algo se ha caracterizado el juego menorquín en lo que va de temporada es por la salida en tromba con la que empezaban los partidos. Una defensa asfixiante y un gran acierto de cara al aro han permitido al equipo de Berrocal acunarse entre los tres primeros.

Este carácter parece haberse perdido ante el Huesca y Navarra, "no tuvimos ese querer más", según dijo Berrocal. Esas facilidades han permitido tiros fáciles en los dos partidos que han pesado en el tanteo final. A los seis triples de Leonavicius hay que sumarle el parcial de 0-17 del miércoles, algo poco habitual en la dinámica menorquina. Tampoco lo fue recibir 82 puntos cuando la SAD presumía, estadísticas en mano, de ser la mejor defensa del campeonato.

Pero la parte positiva para el club, aunque de puertas para afuera lo nieguen, es que la derrota del miércoles sumada a la victoria del Burgos deja al Menorca fuera de la Copa Príncipe, un gasto importante que se salía del ya de por si ajustadísimo presupuesto y que trastocaba los planes competitivos. El objetivo en el Pavelló sigue siendo el de "ganar el máximo número de partidos para terminar lo más arriba posible".

"No somos constantes"
Uno de los pilares del equipo, David Navarro, asegura que "nuestro juego no está siendo constante, tenemos altibajos, no damos miedo a los rivales y hay que remediarlo". El escolta considera que de aquí al domingo, cuando el equipo volverá a jugar contra el Breogán en casa, "hay que mirar y estudiar qué estamos haciendo mal, volver a ser consistentes en defensa, correr en ataque y buscar canastas fáciles porque nos está costando".

Con todo, Navarro se queda con que "el equipo también está haciendo cosas buenas como por ejemplo anotar más de 70 puntos". Ganar a Lugo, obligado.