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Sergio es diferente. Es una superestrella del baloncesto nacional y europeo que se sale del guión. Rechaza los excesos, es pura simpatía - "te atiendo ahora que acabo de salir de 'As' y me esperan en 'Marca'"-, atento y en lo alto de la cima en lo primero que piensa es en su familia, aquella que lo vio volar del nido con 15 añitos rumbo a Manresa y que el domingo se coronó Rey de España en la cancha del Palau Sant Jordi. El título, y todos los aplausos que ahora cosecha, son de sobras merecidos. Y, por el bien de Menorca, que vengan muchos más. Es Sergio Llull Melià. Le pueden llamar 'MVP'.

Definitivamente, Sergio, fue un gran fin de semana…
El soñado. Todo el equipo fue a Barcelona con la intención de ganar la Copa del Rey, sabíamos que sería muy complicado pero rozamos la perfección y aquí estamos.

¿Tuvo problemas para dormir la noche anterior a la final?
Afortunadamente no. Veníamos de jugar otro gran partido complicado contra el Cajasol, el segundo en dos días porque nos toca cada año jugar la Copa sin descansar y caí rendido en la cama. La Copa requiere, entre otras cosas, mucho descanso.

¿Se sintió diferente a otros días de partido? ¿Tuvo alguna señal que le hiciera presagiar que ganaría y además sería el mejor jugador del torneo?
Nunca pensé en ser el MVP. Jugar una final contra el Barça ya te crea un sentimiento especial. Sabía que lo tenía que dar todo y estar realmente muy concentrado.
Ya en el partido, los tiros van entrando, va repartiendo asistencias… Estaba haciendo historia.

Mientras juegas no piensas en si estás siendo el mejor sino en exprimirte en cada defensa, en cada ataque, en cada tiro, en cada pase… Hacer lo mejor para el equipo y que gane, que es lo importante.

Pero en frente tenían al enemigo, estaban logrando algo impensable en los últimos años, ganarle al Barça con diferencia, ¿qué sentía?
Ya lo dices, hacía tantos años que no lo conseguíamos estaba en tensión. Hasta que no faltaba un minuto para el final no pude desconectar y pensar, 'lo hemos conseguido'.

¿Y cuando acabó, qué paso?
Todos me felicitaron, hubo mucha felicidad pero lo celebramos todos juntos porque un partido no lo gana un jugador, lo logramos todos juntos, el equipo y el cuerpo técnico. El trabajo juntos es lo que nos hizo ganar la Copa del Rey.

¿Qué fue lo primero que le pasó por la cabeza?
Ser feliz en todos los aspectos. Lo logramos tras cinco años sin ganar ningún título, 19 sin ninguna Copa del Rey y tras comer mucha mierda, hablando claro, durante estos tiempos. Es una alegría absoluta.

¿Le felicitó alguien del Barça?
El primero que vino fue Navarro. Me felicitó por el partido, el título y el MVP. Después me envió un mensaje al móvil. Nos saludamos con todo el equipo y el cuerpo técnico azulgrana, pero con el que me hablé más fue con Navarro.

Debe estar harto de mensajes, llamadas y felicitaciones. ¿Qué felicitación le ha impactado más?
Ojalá fuera así siempre. La más importante es la de la familia, que vino a Barcelona y siempre está ahí en los buenos y en los malos momentos. Luego vienen las de los amigos más cercanos, que ilusionan, y luego también lo hicieron, entre otros, Sergio Scariolo, el seleccionador nacional, Rafa Nadal me envió un mensaje, Rudy Fernández me llamó desde Denver… Fue un día en el que la batería del móvil se me acabó en una hora y media. Da gusto y todo junto es un premio al trabajo y al sacrificio.

¿Cuál es su nuevo objetivo?
Mantener los pies en el suelo y la humildad y seguir trabajando. Tengo que esforzarme al máximo, ganar partido, cambiar la dinámica en la Euroliga e intentar llegar a la final de la Liga.

Su padre ha dicho a este diario que la recita para el éxito existe: Humildad y trabajo.
Es lo primero que me dijo cuando terminó el partido. He tenido mucha suerte de tener la familia que tengo que siempre me han inculcado estos valores y que hay que tener los pies en el suelo.

¿Ganar la Copa del Rey y ser el MVP le garantiza una plaza en los Juegos Olímpicos?
No. Hay que seguir trabajando y mejorando como jugador. Soy muy joven. Pero ahora hay que pensar en el Madrid y llegado el momento, dejarme la piel para la selección y poder disputar unos Juegos Olímpicos que es el sueño de cualquier deportista.

¿Y ahora en qué sueña Sergio Llull?
En pasar a cuartos en la Euroliga y poder llegar a la final de la Liga.

¿A quién le dedica el título y el MVP?
A mi padre, a mi madre y a mi hermano, que siempre están allí tanto si gano como si pierdo.

La última, Sergio. Un juego, yo le digo NBA, ¿qué me contesta?
Real Madrid (ríe). La NBA es algo que está ahí y que en un futuro me gustaría probar pero prefiero pensar en el presente y en esta temporada e ir pasito a pasito. Me quedan dos años en el Madrid y la idea es cumplirlos.