El mejor. El menorquín Jan Orfila fue el principal baluarte del Huesca y nunca tuvo oposición en la pintura - El Alto Aragón

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"Vaya final". Con la peor de las entonaciones. El Menorca Bàsquet regaló ayer una victoria al Huesca (68-65) y mostró su cara más endeble en un duelo que tenía ganado en el último cuarto pero que finalmente se adueñaron los locales merced a un parcial de 16-0 que jamás debió ocurrir y con un auténtico partidazo del menorquín Jan Orfila.

El pívot santlluïser demostró, con 15 puntos y 14 rebotes, que es el peor aficionado isleño del Menorca Bàsquet, nada reprochable cuando él y su equipo luchan por eludir el play out y, por consiguiente, el descenso. El encuentro lo perdió el conjunto de Josep Maria Berrocal, que no supo frenar el vendaval verdiblanco y que hincó la rodilla cayendo hasta la quinta posición a falta de dos jornadas para el final de la fase regular.

Comenzó el encuentro con un Menorca aprovechando bien el nerviosismo de un Huesca empeñado en anotar de tres -sin acierto en los primeros compases-. Las penetraciones de David Navarro y seis puntos consecutivos de Taylor Coppenrath marcaban una primera ventaja de +6 (4-10). Entraron rápido las rotaciones y el encuentro fue un correcalles sin sentido.

Dani Pérez rompía esa fase de desaciertos, y dos tiros libres de Coppenrath daban la ventaja +10 para los menorquines con una fenomenal defensa de la SAD, cuatro puntos en contra en ocho minutos. Morentin daba descanso a un Taylor agotado, preludio de un triple de Knutson para el 7-14.

Lobe Huesca mejoró un tanto en cuanto a circulación de balón con un parcial de 8-1. En el último minuto (12-15), Montañana se resintió de sus dolencias en el gemelo, lo que parecía un alivio para el Menorca. El valenciano había frenado bien a los pívots menorquines. Un último acierto de Dani Pérez cerraba este primer cuarto en 12-17.

El segundo acto mantuvo siempre las distancias estabilizadas cerca de los +10 para el Menorca. Pero entre los minutos cinco y ocho, con 20-28, se sufrió un tétrico baloncesto por banda y banda, sin anotar y mostrando errores de principiante.

Lo rompió Coppenrath, pero ahí murió el acierto balear, empeñado en triples imposibles. Quien sí acertó de tres fue Leonavicius, dos seguidos para Lobe hasta cerrar el cuarto en un 26-30 que habla a las claras del mal nivel ofensivo del encuentro.

Tras el descanso, el partido seguía incómodo, pegajoso, sin velocidad en las transiciones y sudando por cada punto. Cuatro tantos iniciales de Orfila empataban a 30, y Menorca tardó más de tres minutos y medio en anotar, con dos tiros libres de Dani Pérez. Los locales estaban en racha y un triple de Knutson suponía un tanteo de 17-2 (37-32).

La cuarta falta de Franklin permitió a Menorca igualar el luminoso, pero un último tirón peñista dejaba al final del cuarto un preocupante 43-38, con apenas ocho puntos anotados por los de Berrocal en este periodo. Las sensaciones eran pésimas en el ataque, dentro de la tónica de un encuentro de mala calidad pero con una intensidad fuera de toda duda, y es que los dos se estaban jugando mucho.

Se apretó las tuercas en defensa en el inicio del último periodo, con aciertos de jugadores hasta entonces inéditos como Blanch o Bas. Tras un triple de Leonavicius, Urko Otegui cogía las riendas como viejo zorro que es, un dos más uno y un canastón para un 46-47 a 7'30''.

El parcial de 3-13, con Otegui líder en pista superando a Nasarre, acercaba las opciones de victoria. Cinco puntos, un sabroso margen ante la igualdad que presidía el encuentro (48-55).

Pero entraba en otro socavón el juego atacante del Menorca, y un triple de Knutson electrizaba al Palacio. El equipo de Berrocal perdía la tensión atacante en el peor momento, recibiendo tras un triple de Óscar Herrero un parcial de 9-0 (57-55).

De mal en peor y 16-0

Pérez y Bravo regresaban a la pista, pero el equipo era un fantasma que deambulaba por la cancha, perdiendo balones infantiles, dejándose intimidar por un Jan Orfila imperial bajo tableros y recibiendo un parcial de 16-0 (64-55 ya en el último minuto). Un triple de Bas y un 2+1 de Urko en apenas veinte segundos daban esperanzas (64-61), pero el carrusel final de faltas no sirvió de nada.