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El pensamiento de lo que pueda ocurrir a nivel económico se advierte pero no se centran en ello. La plantilla y cuerpo técnico del Menorca Bàsquet únicamente se fijan en su dura tarea y, de momento, se está saldando con creces en los dos partidos disputados en la serie final, la decisiva, la que otorga el derecho al ascenso a la élite del baloncesto español. Sin embargo, lo hecho hasta ahora no servirá si no se da otro paso ahora.

Las dos victorias que dan ventaja al Menorca -el 79-55 en el primer asalto y el 82-77 en el segundo- vuelven a dar la razón a la tozudez de Berrocal. Siempre fiel a la narración del ir "partido a partido" y de intentar "hacer las cosas lo mejor posible en mayor tiempo posible", el técnico reconoció que el equipo jugó mal en parte porque "me costó dar a entender a mis jugadores que el Melilla podía jugar mejor que el viernes. Nos ha costado mucho".

De ahí se extraen conclusiones. Lo que le espera al Menorca Bàsquet en la ciudad norteafricana va a ser no apto para pusilánimes, tanto en el nivel de intensidad y dureza del rival como por el ambiente. "No nos va mal haber jugado un mal partido para ponernos con los pies a tierra", insiste Berrocal. Su equipo está llegando al tramo decisivo en un momento óptimo a nivel de juego colectivo -excepcional Pitu Jiménez, por ejemplo-, y a nivel de fortaleza mental. El primer aspecto lo está sufriendo un Melilla que se ve forzado a multiplicarse. Y el segundo, el próximo jueves, en una lucha igualada, puede decantar la balanza.