Jan Orfila, delante de uno de los dos ríos que surcan la ciudad, el Ibar y el Sitnica, y que fortalecen la separación de la parte albanesa y la serbia, con tensión latente - J.O.

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Una oferta tentadora que incluía una experiencia en el corazón de los Balcanes ha convertido a Jan Orfila (Sant Lluís, 1980) en el primer deportista menorquín que vive una experiencia profesional fuera de la Isla en un país habituado al conflicto permanente por mor de sus tensiones étnicas. El pívot menorquín cumple ya mes y medio en Kosovo, la República que se convirtió en estado independiente hace cinco años aunque Serbia y otros países, entre ellos España, no la reconocen como estado soberano. En todo caso Jan se ha aclimatado a las condiciones de Kosovo, a un modo de vida muy diferente al que estaba habituado en España, y lo que es primordial, triunfa en su nuevo equipo de la Superliga kosovar, el Trepça Miltrovica, con unas estadísticas que le convierten en el jugador más valorado del plantel.

¿Cómo transcurre su adaptación a Kosovo?
- La verdad es que me he aclimatado muy bien a este país. El primer día cuando llegué y vi el estado de sus carreteras, la gente con una lengua totalmente diferente a cualquiera de los cuatro idiomas que yo domino, y varios detalles que son impensables en España (son tantos que no podría enumerar uno) pensé: ¡qué haces aquí! sin poder evitar que me cayeran las lágrimas pensando en mi novia, Manuela, la familia, amigos y Menorca en general.

¿Eso ya quedó atrás, no?
- Sí, con el paso de los días te acostumbras y ves otras cosas que hacen de este pequeño país un sitio cómodo para vivir.


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