Llull, en el tercer partido, penetra ante Fran Vázquez. | EFE

TW
0

Segundo 'matchball' para Sergio Llull y el Real Madrid en su intento de calificar para su tercera final ACB sucesiva, en la que sería la cuarta en el trayecto del jugador mahonés en su ciclo madridista, empezado en mayo de 2007 –mismo curso en que disputaría y vencería, con un concurso testimonial, su primer título–. Póker de finales a la vista para el mejor deportista menorquín de todos los tiempos que asimismo persigue imponer la primera dinastía blanca en dos decenios (vigente campeón, el Madrid no reedita triunfo consecutivo desde el bienio 93-94. La oportunidad, dado el desarrollo de la temporada, es incuestionable).

Un triunfo en Málaga ante Unicaja esta noche (22 horas) distancia a Llull y al Madrid de su primer objetivo en este último tramo competitivo; acceder a la final (2-1). En el supuesto de no ganar, la última posibilidad la agotaría el conjunto de la capital el domingo 15 en su pista, en una cita sin margen. Debido a ello el colectivo madridista, después de una Regular en que ha pulverizado la totalidad de registros posibles, lo que le ha exigido un considerable desgaste físico y psicológico, y algo 'tocado' en su ánimo por la traumática derrota padecida a manos del Maccabi en la F4 de la Euroliga, no quiere incrementar la demora y sellar hoy su pase.

Unicaja, crecido tras su holgada victoria en el tercer duelo (88-75), y con la única ausencia del alero Zoran Dragic –lleva varias fechas de baja–, apurará nuevamente el 'factor Carpena' para abundar en su sueño hacia lo imposible, en tanto que nunca nadie invirtió un 2-0 en contra en una serie semifinal. La estadística, por tanto, con un Madrid que busca a toda costa evitar el extra de presión y tensión que implicaría el retorno de la eliminatoria al Palacio para su resolución.

Con un par de horas de antelación, también hoy, Barça y Valencia dirimen el cuarto duelo de su cruce (20.15 h.), de color azulgrana (1-2), pero al que la victoria taronja en el Palau en el tercer punto concede un prisma inesperado y abierto. La ACB busca finalistas.