La plantilla quiere estar a la altura de la historia del club, de ahí su carácter ambicioso y ganador. | Javier Coll

TW
4

Año II para La Salle Mahón después de la caída del Menorca Bàsquet. La entidad colegial, que para restablecer 'su' espacio doce meses atrás recurrió a un proyecto de lo más significativo, ya fuera por la elevada media de edad de su plantilla como por el lustre de los nombres que en la misma concentró -lo que en cualquier caso le alcanzó para convertirse en subcampeón balear-, persiste en esa línea de intentar cuajar un equipo y escapar de esa suerte de franja temporal entre pasado y futuro en la que en el presente se halla instalado.

'Víctima' por un lado de haber sido el mayor exponente insular de todos los tiempos -siempre bajo los focos- y de la ausencia de jugadores en el escenario local actualmente, por otro lado La Salle también sufre ante la carencia de una liga autonómica atractiva y estructurada por medio de la que visualizar ciertas posibilidades de progresión a corto plazo (las plazas de acceso a la segunda fase de EBA ya están definidas para Sant Lluís y Andratx). Y se percibe en torno al club un cierto halo de exigencia que no se advierte en sus vecinos. Es el peso del escudo y de la historia.

Consciente de ello, la directiva que lidera Antoni Carreras 'Carre', ha obrado en consecuencia, supliendo la no continuidad de Tisi Reynés, Antón Soler, Fonso Toral, Paco Barber y Gerard Fanals con baluartes de garantías como el excapitán del Alcázar, Ángel Piedra, el experimentado base Nestor Sintes, y los aleros Felipe Pons y Toni Ballester. Siguen Dan Comas, Fran Sabaté, José Paredes, el joven Tote Mercadal... mientras que el club tratará de seguir promocionando prometedores valores como Roger Gomila, Toni Macías, Omar Carvallo y Marc Salom.