Llull, autor de 11 puntos, fue uno de los estandartes del Real Madrid en la victoria ante el CAI. | ACB

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La final del 76, vencida por el Joventut en plena tiranía madridista, la 'semi' del 89, con el inigualable Drazen Petrovic vulnerando a su antojo la defensa verdinegra, el duelo decisivo por el título del 93, con el mítico Sabonis alzando su primera Copa en España, la semifinal de 2008, que allanó el trayecto badalonés hacia su última conquista en la competición o el cruce de cuartos de 2010, con exhibición perimetral de Sergio Llull para liquidar la hasta anoche última presencia de la Penya en el torneo del K.O...

Son solo algunos de los capítulos más significativos que Joventut y Real Madrid, los dos clásicos por excelencia del baloncesto español, han redactado al resguardo de la actualmente considerada competición estrella de la ACB. El mejor marco por tanto que el azar ha podido conceder para que la Isla disfrute del primer enfrentamiento entre dos jugadores propios en la Copa del Rey (A partir de las 21.30h), ambos de Maó y surgidos de la cantera de La Salle, Sergio Llull y el Real Madrid contra Álex Suárez y el Joventut. El rescate de una tradicional confrontación nacional en lo que, desde una óptica estrictamente insular, sobresale como una semifinal histórica, un partido sin precedentes.

Una cita exuberante, a disputar en el majestuoso Gran Canaria Arena -evidentemente, 'nuestro mini-derbi insular' debía darse también, aunque resulte en lejana latitud, en una isla- que alcanza con el Real Madrid como teórico, que no claro favorito. Teórico, por el potencial de sus recursos en plantilla, por la experiencia que atesora la misma, por ser el vigente campeón del torneo (con el 'the shot's Llull' mediante) y subcampeón de Europa, además de contar con el mayor presupuesto del continente. No claro, por la exigua brillantez con que dejó atrás ayer al CAI, y por la dinámica en que se presenta el Joventut, crecido en su estado de ánimo después de eliminar anoche a un atenazado Gran Canaria, al que superó la responsabilidad de ejercer de local y, sobretodo, la colosal actuación de Sergi Vidal.

No en vano, la determinación con que el escolta propulsado por la Penya -pero de amplio pasado en el Baskonia y menor en el Madrid- acaudilló ayer al grupo catalán en su mejor actuación ofensiva desde su regreso a los orígenes, es otro de los resortes que mitigan la estampa blanca de favorito en la 'semi' de hoy, en ese partido en el que Llull -11 puntos ante el CAI- buscará acercarse más a su tercera corona (y alcanzar la que sería su quinta final en seis años), y Suárez -8 puntos, incluido un poderoso mate frente al 'Granca'-tratar de seguir haciendo historia en su primera presencia en un hábitat que tan cotidiano le fue a su club lustros atrás, pero que en cambio, solo 'el estar', deviene a ser éxito mayúsculo en el presente.

Son los ciclos que marcan e imperan en el mundo del deporte. Como el puntual, aunque no menos memorable por ello, del que gozará el baloncesto mahonés y menorquín hoy a la noche (21:30, huso peninsular). Suárez ante Llull. Penya contra Madrid. Del pabellón La Salle al Gran Canaria Arena, buscando una final de Copa. Un cruce histórico.