Llull, seguido de Aguilar y San Emeterio, a la salida de la selección para viajar a Berlín. El base mahonés se ha convertido en uno de los baluartes del combinado español, con la que ya ha superado los 100 partidos | Efe

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La selección española de baloncesto, con el jugador mahonés Sergio Llull como uno de sus grandes baluartes, ya está en Berlín para disputar, a partir de mañana sábado y hasta el próximo 20 de septiembre, el Campeonato de Europa de 2015 con tres claros objetivos: recobrar el prestigio perdido tras el fiasco de la Copa del Mundo de 2014 jugada en casa, luchar por el podio continental y acceder a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

Esta triple empresa no será nada sencilla. Al contrario. España se presenta en Berlín, donde jugará la primera fase, con muchas bajas, demasiadas. No contar con Marc Gasol, uno de los tres mejores pívots del mundo en estos momentos, ni con Juan Carlos Navarro, capitán y desatascador del equipo español en la última década, son palabras mayores. Si además se suman las bajas de Ricky Rubio, José Manuel Calderón, Serge Ibaka y Alex Abrines, el batacazo podría parecer casi asegurado. Pero por fortuna la selección no es la suma de doce jugadores con sus virtudes y sus defectos, sino que es un equipo en el que uno más uno suma más de dos y hay recambios solventes.

Con Pau Gasol como mascarón de proa, el bloque victorioso del Real Madrid, absoluto dominador de la temporada 14-15 en España y en Europa, formado por Sergio Rodríguez, Sergio Llull, Rudy Fernández y Felipe Reyes, junto a Nikola Mirotic, que debuta en el equipo nacional con galones y mando, España presenta un bloque sólido y potente.

El segundo escalón tendrá que ayudar más que nunca. Fernando San Emeterio y Víctor Claver deberán dar ese paso adelante que se les pide por su condición de veteranos y los nuevos, Guillermo Hernangómez, Pau Rivas, Guillem Vives y Pablo Aguilar, tendrán gran protagonismo, sobre todo Hernángomez y Rivas. España puede aspirar a todo, aunque también es verdad que no puede permitirse contratiempos físicos en su núcleo duro y que deberá jugar muy cerca de su techo técnico-táctico para lograr sus metas.


Arduo trayecto

El camino será arduo, largo y lleno de obstáculos. La primera piedra será Serbia (mañana), vigente subcampeona del mundo, y seguirán Turquía, Italia, Islandia y Alemania. Por este orden. Islandia parece la cenicienta en el grupo de la muerte, pero no solo habrá que superar el corte, sino obtener una clasificación puntera para tener unos cruces de octavos y cuartos de final con más opciones. La renacida Serbia será un examen en toda regla, porque el nivel del equipo español es una pequeña incógnita al haber disputado solo siete amistosos, todos con victoria, pero ante selecciones de un nivel medio.

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