Sesiones intensas. Jaume Rovira dirigió una sesión a cada grupo de formación del Sant Lluís

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La introducción del baloncesto en la isla en los años treinta del siglo pasado generó con el transcurso del tiempo unos nexos indisolubles y fundamentales para su desarrollo, progreso y modernización con Catalunya, pionera en España en la importación e implantación del juego creado por James Naismith en 1891.

Uno de esos enlaces más contemporáneos responde al nombre de Jaume Rovira (1954), un clásico del baloncesto de formación estatal cuya vinculación con el deporte de la canasta insular se remonta a principios de la década de los setenta. El marco de la relación originaria fue el colegio San José de la calle Cos de Gràcia de Maó. El enlace, «una de mis cuatro tías monjas», sor Teresa, a través de la cual concertó varios partidos amistosos con equipos de la escuela, del Alcázar y el Sant Lluís.

Un joven Rovira, con apenas 19 años, descubrió en 1973 dos figuras clave para entender el desarrollo de esta actividad física en aquella época. Sor Demetria (1921), «era la reina indiscutible del baloncesto, el alma de la escuela, el motor que generaba y animaba a las alumnas a practicarlo», y Miquel Petrus, sobrino del Padre Petrus, por aquel entonces en funciones de entrenador y «un personaje muy implicado e imprescindible».

Jaume Rovira aterrizó al frente del jovencísimo equipo sénior femenino del Cornellà, su localidad natal. Entre sus integrantes figuraba la futura doctora Marisa Sáez, la madre de los hermanos Gasol, que en aquella ocasión no viajó por tener que atender obligaciones académicas. Su relación con la isla pudo convertirse en definitiva de haber obtenido la plaza de técnico del área de deportes del ayuntamiento de Maó a la que se presentó. Un cargo que finalmente recayó en el argentino Gustavo Santángelo.

Este campeón nacional de marcha atlética, que llegó al baloncesto casi por casualidad, ha repetido con asiduidad breves estancias en Menorca, como respuesta a la llamada de sus amigos -vinculados siempre al balón naranja-, Miquel Sintes, Jordi Anglada, Carles Solà o, más recientemente, a través de Joan Martínez.

Rovira ha tenido también la oportunidad de coincidir de nuevo con Joan Junoy, otro gran referente de la formación, con quien tantas horas y proyectos compartió en la federación catalana y la escuela nacional de entrenadores.

El año pasado, invitado por el actual coordinador del CCE Sant Lluís, tuvo ocasión de reencontrarse con sor Demetria, y la pasada semana repitió presencia en la isla para compartir sus conocimientos, en constante desarrollo y experimentación, en sesiones con los equipos de formación azules y una con el cadete masculino del Boscos de Jordi Anglada.