Xavi Hernández espera, tras el descenso, poder despedir la temporada con una victoria sobre el Lucentum, su antiguo equipo. | Gemma Andreu

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El jugador mahonés del Tarragona 2017, Xavi Hernández Giménez (1992), atraviesa sus «momentos más duros», desde que incursionó en el contexto del baloncesto profesional, a raíz del descenso a Liga EBA, matemático a un partido de que la Regular de LEB Plata eche el cerrojo y confirmado al término de la jornada del pasado domingo, en la que la victoria conseguida por el conjunto catalán sobre el Aceitunas Fragata Morón (82-77) sobresalió totalmente estéril.

«Nunca había vivido una situación así, es evidente que son los momentos más complicados desde que soy jugador», explica Hernández, un tipo acostumbrado a abrazar el éxito desde su más tierna infancia y que ha experimentado, por vez primera, el drama del descenso. «Lo que está claro es que de todo se aprende, y esta experiencia debe servirme en el futuro», indica resignado, vía telefónica desde el enclave tarraconense, el director de juego forjado en la factoría del CD Alcázar.

«Se ha hecho muy duro estar todo el año ahí abajo. En cierto modo lo veíamos venir, hemos estado toda la temporada en dificultades, y aunque conseguimos reaccionar en un momento de la segunda vuelta, sabíamos que sería muy difícil evitar el descenso, como así ha ocurrido», abunda Hernández, para el que, según constatan sus cifras (9.4 puntos, 10.4 créditos de valoración y cerca de 25 minutos por cita, sus promedios en los 29 partidos en que ha intervenido) no ha sido un mal ejercicio a nivel individual.

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