Guzmán, en 2009, con el Menorca Bàsquet. | Archivo

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Por su calidad humana y deportiva, Josep María Guzmán Cañas (Badalona, 1984) dejó huella en la Isla, enclave que siente como un hogar y al que ahora retorna como integrante del Aracena Collblanc, rival del Bàsquet Menorca el próximo domingo (17 horas) en la disputa de la novena jornada del grupo C-A de Liga EBA por motivo. Cuando alcanza un decenio de su fichaje por el finado Menorca Bàsquet, para el que jugó un trienio (dos años en ACB y un último en LEB, que enmarcó el histórico ascenso de 2010) y con el que experimentó emociones de todo perfil, el base forjado en la excelsa factoría del Joventut admite en estas páginas la «ilusión» que le envuelve ante tan significativo regreso.

«Venir a Menorca siempre es ilusionante, me encanta. Estuve veinte días en verano, siempre que puedo hago una escapada. Aquí pasé tres años, los mejores de mi vida, y tengo amigos que son como familia para mí», relata Gusi, especialmente motivado además por «volver al Pavelló».

«Es donde pasé más horas, de felicidad, de alegría, de sufrimiento... allí viví experiencias increíbles, como ganar al Barça, a equipos de Euroliga... también momentos duros, como el descenso... el año pasado ya estuve con el Collblanc como rival en la Isla, pero fue en otro pabellón (entonces, en Ses Canaletes, no jugó por lesión). Ahora sí que será especial, será como volver a mi hogar», expone con un discurso que intercala sinceridad y emotividad el director de juego catalán, que asimismo admite ha sentido «tristeza» al ver el recinto «cerrado» en años pasados, «pues sé muy bien lo que significa el baloncesto para la Isla».

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