Robert Swift

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La suya ha sido una vida de excesos, de cumbres y agonías. También, de muerte, resurrección y redención. Tratamos sobre Robert Swift (Bakersfield, California, 1985), pívot titular del Teslacard Círculo Gijón, inmediato rival del Hestia Menorca, con motivo de la próxima jornada de la serie A-2 de LEB Plata (Pavelló Menorca, sábado, 20 horas), un exNBA cuyo recorrido, además de minutaje durante un lustro en la mejor liga del mundo (los Sonics, y la franquicia que tomó su lugar, Oklahoma, sus destinos entre 2004 y 2009), ha contemplado también adicción a la heroína, empleo de matón, estancia en la cárcel o el haber dilapidado una fortuna cercana a los 20 millones de dólares para sucumbir a un estado de ruina absoluta. Moral y financiera.

«Hasta que no entré en prisión y tuve tiempo para pensar no fui realmente consciente de que mi vida se había hundido», relató Swift acerca de su convulsa y por nada anodina existencia en un reportaje que glosa su tan singular historia, emitido por Movistar Televisión al poco de su aterrizaje en Gijón, hace ahora algo más de un año.

Tras un destacado paso por el Garces Memorial ?tres años? y Bakersfield ?uno, en su año senior? en su periodo de instituto y renunciar a su periplo universitario para convertirse en profesional con apenas 19 años de edad, al ser elegido en el duodécimo puesto del draft de la NBA de 2004 ?el que lideró Dwight ?Superman? Howard? por los desaparecidos Sonics de Seattle, la próxima ?pareja de baile? de Jan Orfila en la zona de Bintaufa agotó un lustro en la mejor liga del planeta; en 2008, tras dejar atrás una lesión de rodilla que le mantuvo todo 2007 inactivo, pasó a los Thunder, equipo que remplazó a los Sonics en el cartel de la liga norteamericana, donde consumió su último año, un salto, de ?high school? a los ?pross?, demasiado exigente para un perfil prácticamente adolescente.

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