Jan Orfila ejecuta un tiro libre durante un partido. | Gemma Andreu

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Jan Orfila Sternal (1986) amplía su continuidad en el proyecto del Pinta B Es Castell, de estreno en Liga EBA la próxima temporada, en lo que por extensión significará para el club del Este insular su primera incursión en la cuarta división del baloncesto español, escenario «ideal», según indica el experimentado pívot natural de Sant Lluís en función de sus actuales pretensiones en el mundo del baloncesto, que desde hace ahora un cuatrienio desempeña a modo «de hobby» después de trazar un recorrido sin apenas parangón dentro del contexto menorquín, repercutiendo como uno de los únicos siete jugadores nacidos en la Isla que ostenta minutaje ACB, a lo que suma un decenio, fragmentado con paso por varios destinos, en el universo LEB Oro, experiencia en Kosovo y en el baloncesto francés.

Una renovación, que dentro de unas horas será oficial y que trasciende como un mero formulismo para un jugador, en su momento también fundamental para dar comprensión a la eclosión del Bàsquet Menorca desde su génesis en el seno del Sant Lluís, que presta con este acuerdo de continuidad, recién obrado el ascenso, su penúltimo servicio al club que preside Tomeu Vanrell.

Un trato sencillo de hacer cristalizar una vez la temporada 2019/20 se dio por terminada y el ingreso al nivel nacional de Es Castell por confirmado. Así lo admite el propio Jan. «Sabía a lo que venía cuando me comprometí con Es Castell, la renovación es un trámite, un acuerdo por otro año, pero ojalá que sean muchos más, estoy muy a gusto en Es Castell. Mi compromiso era seguir y mientras el club esté a gusto conmigo y yo me sienta cómodo, seguiré aquí durante mucho tiempo», revisa el interior menorquín.

El excanterano de Joventut y Granada, asimismo, y pese a ostentar una hoja de ruta de dilatada permanencia en LEB Oro y otros estadios competitivos de mayor rigor, asegura que su grado de motivación para dar lo mejor de sí en EBA –en cuya última presencia, en 2018, consiguió el ascenso a LEB Plata como baluarte del Bàsquet Menorca– está intacto.

«Hace ya cuatro años que tomé la decisión de dejar el basket, y lo hice a conciencia, pero luego surgió la opción del Sant Lluís, que se convirtió en Bàsquet Menorca, el proyecto se magnificó y me resultó imposible compaginarlo con mi trabajo. Mi idea era la de seguir apostando por el baloncesto como un complemento, una diversión, y por eso para mí la EBA es una liga perfecta, puesto que me permite combinar trabajo y deporte», detalla Jan en ese sentido. Y abunda. «La Liga EBA es una categoría en la que me siento muy cómodo, sin un exceso de preocupaciones por ganar o perder. Actualmente el baloncesto para mí es un hoobie y el día que deje de verlo así, lo dejaré, pero como te digo, esta liga es perfecta para mí, tampoco me emparejo con tipos de 1.80, como en Primera Balear, que casi tienes que ir con cuidado de no hacerles daño. Aquí hay gente más de mi talla y la liga es ideal, un incentivo para mí, ojalá pudiera jugar en EBA hasta los 50 años, la verdad».

Un escenario propicio y en el que el ‘5’ del Pinta B Es Castell, si bien todavía resta un trecho ingente para que la competición quede definida de forma definitiva (y sus equipos integrantes), considera factible obrar la permanencia, el evidente objetivo de Es Castell en su año de estreno.

«Queda mucho para ver que nivel tendrá la liga, pero creo que con lo que tenemos, más dos o tres refuerzos, nos debe alcanzar para competir con garantías, que es de lo que se trata. Después, el sufrir más o menos para conseguir la permanencia dependerá de lo que hagamos nosotros, pero de momento veo un buen grupo, además de los fichajes que el club pueda hacer», analiza.

Al margen, pulsamos a Jan sobre el modo en que se ha consumado el ingreso de Es Castell en la cuarta categoría del país. Un ascenso de ley, en función de la trayectoria del equipo en lo disputado de una campaña de epílogo extraño.

«Una cosa es irrefutable, y es que hemos sido primeros desde que empezó la liga, con una sola derrota, y fue un día que tuvimos muchas bajas –incluida la suya–, fuimos con solo seis jugadores... eso no quiere decir que hubiésemos subido seguro, pero si algún equipo contaba con la mayoría de papeletas para lograrlo, ese era el nuestro, por lo que dentro de la desgracia que ha sido esta crisis sanitaria, y no se puede o no quieren hacer playoff, creo que no habría sido justo quedarnos sin ascenso», observa Jan al respecto.
Sin celebración

Por último, el pívot de Sant Lluís no rechaza que las circunstancias en las que el éxito se ha materializado no han sido las mejores, en el sentido de que «no hemos podido poner la guinda, no lo hemos podido celebrar, no ha sido posible reunirnos para eso», razona, pero sí entiende que el mismo implique, pese a lo anómalo de la coyuntura, un ingente dosis de ilusión en el club, «pues así ocurre, en general, cuando das un paso adelante».