Urko Otegui, a punto de lanzar un tiro libre | Gemma Andreu

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El presente mes de noviembre, además de muy exigente en lo que concierne al calendario, está resultando decepcionante por añadidura en cuanto a resultados para el Hestia Menorca, según confirma la grave derrota sufrida por el equipo que dirige Oriol Pagès el sábado previo en su visita al filial del Barça (70-45), que establece diversas marcas negativas, supone el segundo tropiezo consecutivo que concede el equipo menorquín, justo una semana después de perder su invicto contra el Prat en Maó, lo que constituye por extensión su primer bache de resultados de la temporada, y en conclusión percibir que actualmente al proyecto de Bintaufa no le alcanza para competir con los mejores exponentes del torneo. Resta un gran trecho de temporada para intentar aprisionar una distancia que en un margen de siete días se ha revelado evidente.

Por dura, la derrota en la Ciudad Deportiva Joan Gamper enmarcó la más baja anotación que nunca antes reflejó un partido del equipo menorquín (45), la diferencia en contra más elevada (–25), como también una estadística sin dobles dígitos en producción ofensiva –Guebert, con 9 puntos, fue el mejor anotador del Hestia Menorca, a lo que sumó otros tantos rebotes para ser el único argumento positivo que rescatar, junto con el descaro que por momentos demostró Raül Timoner en su vuelta a ‘casa’, de una actuación que rebosó por lo negativo en lo colectivo.

Un 25% en tiro de campo y ni alcanzar el 60% en libres son datos igualmente indicativos de lo que fue el Hestia Menorca en términos productivos en una matinal en la que, desprovisto de porcentaje y de fluidez ofensiva, tampoco la defensa surgió como argumento al que agarrarse, en tanto que el equipo menorquín no supo interpretar, o en su defecto no pudo contener, la proposición de un Barça térmico y aguerrido –y permitido– en defensa, y dinámico y veloz en ataque.

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