El colectivo menorquín, que ya no es líder de grupo, precisamente a raíz de la muy reciente derrota del conjunto tarraconense ante el Barça (lo que ocurrió en la noche del viernes, también en una cita relativa a una jornada anterior, 74-61), vuelve a la escena en un fin de semana sin competición para el resto de la liga –así lo impone el parón motivado por las ‘ventanas FIBA’–, y lo hace con el propósito de demostrar que el extraño e imprevisto tropiezo sufrido siete días atrás contra La Roda, también en Maó, resulta una cuestión superada y en ningún caso un atisbo de bache de resultados, de juego o similares.
Del registro que se dio en el enfrentamiento de la primera vuelta (49-83, victoria menorquina), de la pobre racha que acumula el adversario catalán, colista en el Este, en lo recorrido de 2021 –una única victoria en cinco partidos, en contraste al excelente estado con el que liquidó 2020–, del escaso margen del que podrá disfrutar el Tarragona entre su derrota contra el Barça y su partido en la Isla –poco más de 24 horas entre uno y otro compromiso– y sobre todo, de la diferencia de potencial de recursos entre una y otra plantilla, se desprende que el pronóstico previo al encuentro declina en claro favor insular.
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