Dos rostros fundamentales en los respectivos proyectos; a la izquierda, el base del Hestia Menorca, y exPinta B, Pitu Jiménez, un hombre clave para entender la evolución del proyecto alojado en Bintaufa; a la derecha, ‘Tuky’ Bulfoni, estrella y un plus de calidad para Es Castell. | Gemma Andreu

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Hestia Menorca y Pinta B Es Castell protagonizan mañana sábado en el Pavelló de Bintaufa (20 horas) el primer enfrentamiento de su historia. Si bien la confrontación es de carácter amistoso y comprende dos proyectos de distinta categoría, LEB Plata y Liga EBA, respectivamente, lo que augura desigualdad, más en base a las ausencias con las que acude a la cita el equipo de Es Castell, desprovisto de medio juego interior, se trata de un partido al que, ausente de tensión competitiva, le es implícita en su preámbulo la irresistible sensación de que el baloncesto local puede estar asistiendo al comienzo de una nueva rivalidad. Quizá sin el grado de intensidad y pasión de lo que en su día representó un Alcázar-La Salle o cualquier enfrentamiento entre los dos históricos de Maó con el Boscos, o CB Ciutadella más ancestralmente (los tiempos cambian y además estos dos clubs, Bàsquet Menorca y CB Es Castell, ni tan solo comparten categoría), pero sí con la posibilidad, cuanto menos así lo impone la actual realidad del baloncesto insular, de prolongarse como sus dos focos de referencia en lo que concierne a primeros equipos.

• PRIMER DUELO. El Hestia Menorca, alumbrado en verano de 2016 a partir de la sección de baloncesto del CCE Sant Lluís, y que en octubre empieza la que será su cuarta temporada consecutiva en LEB Plata, y el Pinta B Es Castell, forjado como club a inicios del presente siglo tras su escisión como sección del Atlético Villacarlos, y que en el albor del inmediato mes de octubre inaugura su segundo año en Liga EBA, no se han encontrado nunca en una cancha. Quizá por falta de disponibilidad de fechas en otros veranos, por lo extraño de la pretemporada del curso anterior, condicionada por la pandemia, o tal vez por la carencia de deseo en alguna de las partes, pero la realidad es que los que destacan como principales exponentes de nuestro baloncesto senior actualmente carecen de precedentes de rivalidad. Hoy Bintaufa registra el primero.

• REFERENTES. El Bàsquet Menorca, desde su creación y puesta en marcha en Liga EBA en otoño de 2016, proclamó su intención de ocupar el vacío que generó la desaparición en 2012 del Menorca Bàsquet. Pista de juego, masa social, colores, una casi idéntica denominación, en su día algunos exjugadores de la desaparecida SAD… los vestigios, el legado casi al completo del club en su momento impulsado desde La Salle Mahón, y su valor de marca en suma, lo ha hecho suyo la entidad que preside el empresario catalán Oriol Segura. Sin embargo, las bases del planteamiento, en realidad, tienen precisamente mucho de su origen en el CB Es Castell, que no lo pudo desarrollar ni materializar al militar en Primera Balear, lo que motivó que algunos rostros fundamentales (jugadores) para afianzar el proyecto, en verano de 2016 ejecutaran el trasvase al Sant Lluís, con un hueco en Liga EBA entonces. Y es que en ocasiones, los instantes clave en la cronología de un club, de una escuadra, se redactan lejos de la pista. Con todo, la evolución y estatus de una y otra sociedad y la falta de recursos en la que residen otras plazas históricas del tablero insular (Alcázar, Alaior, Ferreries, Ciutadella) les distingue, con diferencia, como los dos clubs seniors de referencia en la Isla, aún con cierta distancia de uno sobre el otro.

• RETROALIMENTAN. Incluso omitiendo el apartado anterior, solo los movimientos de jugadores que se han dado en los últimos mercados de verano evidencian que las operaciones y decisiones de un club repercuten directamente en el otro. Así, Jan Orfila, Carlos Sintes, Dani García, Sergi Llufriu... o más recientemente el mallorquín Biel Torres, han sido perfiles que tras concluir su ciclo en el Bàsquet Menorca recalaron en Es Castell, donde más allá de un rol más o menos protagónico, han significado (o significarán, caso de Torres) piezas clave, puesto que en realidad han servido al club que preside Tomeu Vanrell para construir una columna vertebral de garantías y con experiencia. Un equipo (Es Castell), no existiría, cuanto menos con su fisionomía actual, sin el otro (Hestia Menorca).

• RECELO. A nivel institucional, tanto Hestia Menorca como Pinta B Es Castell han exhibido siempre un talante respetuoso y cordial en sus relaciones. En ese sentido, la caballerosidad de la que hacen gala sus dos máximos mandatarios, Oriol Segura (Bàsquet Menorca) y Tomeu Vanrell (Es Castell), resulta un factor determinante. También, el que los dos clubs no compartan categoría ni rivalidad deportiva evita una atmósfera hostil. Sin embargo, ha existido algún que otro desencuentro, como cuando en el decurso de la temporada previa, y a causa de la crisis sanitaria, el Pinta B Es Castell solicitó jugar como local en Bintaufa un partido concreto (para contar con un aforo mayor). Si bien Segura era partidario de ceder el Pavelló, una facción de su directiva se negó, y Es Castell terminó jugando en el viejo ‘Poli’ de Maó. Asimismo, los dos clubs advierten con cierto recelo algunos de los movimientos del otro. En Es Castell, en parte sienten que el proyecto forjado en Bintaufa pudo y debió tener origen en su club. Por contra, en el seno del Hestia Menorca son conscientes de que su eslogan ‘una illa, un equip’ perderá su razón de ser –más si cabe– si no se alcanza con celeridad un lugar en LEB Oro o no abre auténtica distancia de nivel (y una liga de diferencia, ciertamente, es un trecho escaso). O un supuesto más dramático desde la óptica de Bintaufa; volver a quedarse sin ascenso y que por contra el Pinta B Es Castell sí consiguiera alcanzar la LEB Plata (que no es el objetivo inmediato de la entidad, pero a lo que tampoco renunciaría de cristalizar esa conquista deportiva). Entonces, al margen del equilibrio deportivo, la problemática impactaría en lo económico, en lo social... una posibilidad que queda en manos del destino, así como la posible coyuntura de afianzar una rivalidad de la que, independientemente de lo que dictamine el futuro, la noche del sábado se redacta un primer capítulo.