Plantilla y técnicos del Hestia Menorca acudieron este lunes al Ocimax Maó, donde tuvo lugar la ‘premier’ de la película ‘Una Illa, un equip’ que glosa la temporada previa, 2022-23, que concluyó con el histórico ascenso a LEB Oro | Gemma Andreu

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El Hestia Menorca suscribió en la noche del pasado sábado, en el marco de la jornada 3 de LEB Oro, su primera victoria de la historia en la categoría, al someter por 85-65 al Amics de Castelló, donde milita el menorquín Joan Faner. Una victoria calificada como «anecdótica» por parte del entrenador y director deportivo del proyecto insular, Javi Zamora, al que no faltó razón en el sentido de que se trata de un simple partido y restan más de treinta jornadas para completar la temporada (y el equipo ya anda centrado en el Clavijo, inmediato adversario).

Pero el triunfo obrado sobre el conjunto que en las dos primeras jornadas se había destapado como el más productivo en ataque de toda la liga, arroja para el Hestia Menorca un valor sicológico y le genera un sentimiento de liberación imposible de cuantificar en términos aritméticos. Una victoria que se construyó desarrollando el libro de estilo que pretende el equipo insular sea su signo más distintivo. Una victoria que queda como una anécdota para la historia.

Defensa

Javi Zamora tiene claro que la defensa es un aspecto no negociable en el ADN de su equipo, lo que el grupo tiene interiorizado como una suerte de dogma de fe. Desde el segundo cero, ante el Castelló, quedó totalmente probado. Ya en Valladolid, en la jornada 2, el equipo insular dio un paso al frente en ese sentido (entonces el juego de ataque no acompañó lo suficiente), siendo en esta oportunidad capaz de dejar en apenas 65 puntos a un conjunto que en los primeros dos encuentros de liga promedió 89.5.

El pívot norteamericano Stutz apenas hizo dos tantos, el serbio Jankovic no anotó, Faner sumó solo tres puntos, al igual que Franch… el Menorca anuló a la práctica totalidad de los ‘primeros espada’ del Castelló, ya fueran interiores (mandó 36 a 27 en el rebote) o exteriores, ahogando muchas de sus vías de producción. En ese orden, cabe reconocer también el trabajo del cuerpo técnico, puesto que el partido se preparó con esmero y al detalle. La puesta en escena del Hestia Menorca destacó por sobresaliente y todo lo que pretendió hacer el equipo castellonense durante el partido, halló respuesta desde el banquillo local.

Intenso

La intensidad del grupo menorquín no se limitó a labores defensivas, en tanto que el Hestia Menorca supo desarrollar a la perfección el concepto de intensidad y agresividad en ataque. Nunca rechazó la batalla cuerpo a cuerpo ni se sintió intimidado por los cambios defensivos que el exseleccionador y entrenador del Amics de Castelló, Juan Orenga, fue promoviendo para tratar de revertir una inercia y escenario que solo en el tercer cuarto logró que favoreciera a los suyos.

Coralidad

La ausencia de Eric Demers, por una lesión que apunta a ser de larga duración, en lugar de hacer mella en el ánimo del grupo repercutió como un elemento aglutinador e hizo que la totalidad de jugadores dieran un paso al frente. El compromiso y la solidaridad defensiva también nacieron a partir de esa actitud, como igualmente la hegemonía en el rebote y en la zona, y la primera e histórica victoria del club en LEB Oro no se podría entender sin la implicación de todos los componentes de la plantilla (seis jugadores por encima de los 8 puntos y todos, al margen de la puntuación, sumaron desde su rol).

Nombres propios

De entre el soberbio partido del colectivo menorquín, algunos nombres propios se elevaron por encima de la media. Empezando por el capitán, Diego Alderete, que incluyó 17 puntos y 4 rebotes en su estadística en los 30 minutos que estuvo en pista. Máximo anotador del equipo insular, el madrileño quiso protagonismo y lideró en los instantes más térmicos del partido.

Clevin Hannah también acaparó su cuota de protagonismo y jerarquía (15 puntos, 22 de nota). Mantuvo un eléctrico doble duelo con Faner y Franch del que salió victorioso, (también el resto de ‘pares’ del Menorca que se emparejaron con ellos), convirtió 15 puntos y confirmó que su temple, su experiencia y sus ‘tablas’ en la pista, junto con su calidad, obviamente, contribuirán a ganar más partidos. Víctor Arteaga, con dobles figuras (10 tantos y 13 rebotes) fue otro de los ‘top’ en la victoria menorquina; el experimentado pívot va a más a medida que discurren los partidos y su presencia en la pintura resultó fundamental en muchos pasajes del encuentro, al igual que la secuencia de Omar Lo en el último cuarto. El ‘4’ senegalés nacido en Los Ángeles, que concluyó el partido con 14 puntos, sumó seis de forma consecutiva cuando el desenlace del encuentro era todavía de lo más incierto e hizo que este declinara del bando local. Jugador clave en la victoria, lo más estimulante en su caso es que su margen de mejora se presume incalculable, y más a tenor de su ética de trabajo y de la progresión que presenta dentro del ámbito de las ligas FEB a lo largo del último trienio.

La grada

El del sábado además fue un ‘triunfo tipo’ en lo que refiere a la atmósfera que el Hestia Menorca desea (y logra generar) en sus citas como local. Un ambiente de gala que repercutió para imponer la presión necesaria al rival, hacerle sentir en un terreno hostil, y paralelamente, inyectar de ánimo, energía y de moral al equipo local. La grada estuvo ahí en los momentos más delicados y ese es un factor que el colectivo necesita y agradece. El propio Diego Alderete y el técnico, Javi Zamora, así lo manifestaron después de sellar la victoria.

Liberados

Una victoria que, al componente histórico que le es inherente, y a su importancia en el orden matemático (el Hestia Menorca es undécimo, y equipos como el Real Betis, de tardía composición, eso sí, por ejemplo todavía no ha ganado), cabe añadir el factor mental. Para cualquier proyecto de perfil modesto, e independientemente de la categoría en que se estrene, sumar un primer triunfo significa superar muchas barreras. El próximo partido, ni se estará tan atenazado ni subyacerá ese posible miedo a ganar, con todo lo que eso entraña.