Pol Molins posa para este diario en el poblado talayótico de Trepucó. El jugador catalán destaca por su capacidad para jugar en más de una posición, aunque prefiere actuar «de base» | Gemma Andreu

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Pol Molins es uno de los baluartes del Hestia Menorca en su campaña de estreno en LEB Oro. Un valor seguro al servicio de un proyecto que precisamente está consolidándose en el panorama de la segunda liga nacional en virtud de la presencia de jugadores de su perfil. Talento, calidad, puntos, lectura de juego, dirección, inteligencia, versatilidad, compromiso… el elenco de capacidades que reúne este base-escolta forjado en la selecta cantera del Joventut es de lo más denso. Con certeza, al nivel de su rendimiento. A continuación, nos habla de sus ambiciones como jugador y de sus inquietudes como persona.

Es su segundo año en la Isla, primero del club en LEB Oro. ¿Cómo se está encontrando?

—Estoy contento. Ya tengo un año de experiencia de la temporada pasada, conozco el club, la gente, la Isla, y eso siempre facilita un primer año en LEB Oro, en el que, por otra parte, pagamos, en el inicio, la inexperiencia del equipo en la categoría. Pero el grupo, desde el principio ha estado trabajando muy bien, tanto individual como colectivamente. Y ahora estamos mucho mejor colocados.

La llegada de Stevic también ha significado un plus, junto con el crecimiento de todo el colectivo. Todo suma.

—Correcto. La llegada de Oliver (Stevic) nos ha dado esa experiencia de saber qué hacer en cada momento, en los partidos, y en los momentos decisivos contar con esa capacidad de pausa. Y la evolución de todo el equipo, creo que todas las partes han sido importantes.

La permanencia es el objetivo del equipo. En principio, algo factible.

—Sí, ese debe ser el primer objetivo, la permanencia. Todos sabemos que la LEB Oro es una competición durísima. Ahora estamos dos victorias por encima de la zona de descenso, y debemos seguir trabajando para intentar que esta distancia se incremente.

¿En el vestuario hablan sobre cuántas victorias reclamará conseguir la permanencia, tal vez once, doce? ¿O se centran en el próximo partido y punto?

—Hombre, miramos la clasificación, pero nunca sabes lo que puede suceder. Y puede haber empates, triples empates y eso desvirtúa un poco todo… lo que se trata    es de ir partido a partido, intentando ganar y competir ante todo el mundo, y cuando finalice la temporada ya se verá cuantas son las victorias necesarias.

Y con el cambio de LEB Plata a LEB Oro, ¿donde ha apreciado un salto mayor; en lo físico, en lo táctico, en lo cualitativo?

—Está claro que hay un salto, sobre todo en el aspecto físico. Los pívots, por ejemplo, son muy grandes. Pero también en lo táctico es una liga más exigente, y hay más talento. En general, el salto se aprecia en todos los sentidos, diría que un poco todo. Por ejemplo, en LEB Plata te puedes encontrar equipos con mucho talento, pero a los que quizá les falte experiencia y físicamente no están tan hechos. Luego otros clubes que no son tan profesionales, y quizá por eso la LEB Plata es una liga más desigualada, y la LEB Oro es una competición más profesional y el salto de nota en todo.

La afición. ¿Está satisfecho con la respuesta que está mostrando en la temporada de estreno del proyecto en LEB Oro?

—La verdad es que tenía clarísimo que Bintalfa sería un jugador más para nosotros, tal y como está sucediendo. Se nota mucho cuando jugamos en casa, aunque también cuando lo hacemos fuera, pues mucha gente nos sigue y la verdad es que es de agradecer.

Usted se ha formado en Badalona, la cuna por excelencia del baloncesto catalán y español. En Menorca, también existe una tradición importante en torno al baloncesto. Salvando las distancias, ¿advierte alguna similitud entre ambos enclaves?

—Es diferente, en el sentido de que Badalona es una ciudad grande, aquí la sensación es de que es más un pueblo, donde todos nos conocemos. Pero Badalona sí es una ciudad de básquet, es la cuna del básquet.

¿Y qué significó para usted poder jugar en un club como el Joventut?

—Aquello es mi casa. Estuve allí dieciséis temporadas, desde los cuatro años y guardo muy buenos recuerdos de mi etapa allí, es un club magnífico, con gente muy maja. Y actualmente están muy bien, compitiendo por cosas importantes, que es el sitio en el que le corresponde estar a la Penya.

Llegó a debutar en el primer equipo, ¿ve alguna opción de poder regresar al Joventut, o considera que ya es una etapa cerrada?

—Sería increíble. Se trata de un gran club que está luchando por ganar la Eurocup, lo que son palabras mayores. Y sí, llegué a debutar con el primer equipo, fui muy feliz allí y guardo grandes recuerdos de mi etapa en el Joventut.

¿Tiene algún reto, alguna ambición, o es el tipo de jugador que vive el presente?

—Obviamente, todo el mundo quiere jugar al máximo nivel posible y lo más alto posible, pero tampoco puedes obsesionarte, pues luego puedes frustrarte y no tendría ningún sentido. Mientras uno vaya trabajando y cumpliendo los objetivos día a día, tiene que estar satisfecho.

¿...?

—A todo el mundo le gustaría llegar a la ACB, que además es la liga que más sigo… bueno también la Euroliga, pero eso y son palabras mayores. Pero creo que la ACB es una liga muy bonita.

Sobresale como un jugador versátil, puede jugar de base y de escolta. ¿En qué posición se siente más cómodo?

—Es una buena pregunta. Donde más me gusta jugar es de base, pero no tengo ningún problema en jugar de ‘2’. De hecho, creo que es positivo, de cara al entrenador, tener esta versatilidad. Si tuviera que elegir, me quedaría con la posición de base, pero hay momentos en que disfruto mucho jugando de ‘2’, son cosas diferentes. Pero en definitiva, lo importante es jugar.

Previo a su etapa en Menorca coincidió en las selecciones de formación con Javi Zamora y con algunos jugadores que después se han convertido en compañeros suyos en la Isla, como Álvaro Sanz o en su momento Joshua Tomaic. ¿Ayudó eso a su integración, y supone un plus a la hora de hacer ‘grupo’ el que la mayoría se conocieran?

—Sí, tenía la suerte de conocer a ‘Zamo’, a Álvaro, a Joshua, y obviamente, ayuda, facilita las cosas conocer a tus compañeros de antes, pero este es un grupo en el que puede venir alguien desde la otra punta del mundo que no no conozca a nadie del equipo, y le haremos sentir como en casa, pues la verdad es que somos un grupo increíble, que acoge a todo el mundo. En definitiva, somos un grupo de amigos.

¿Qué tal se ha adaptado a la Isla? No todo el mundo se adapta a la Menorca invernal, a veces cuesta.

—Sí, el año pasado me pasó, me costaba un poco. Salir y no encontrar nada abierto para poder tomar un café… no lo entendía. Pero este año mucho mejor. El año pasado estuve viviendo en Binibèquer…

Vecino del gran Manu Benito entonces.

—Sí, le tenía cerca, je je… pero este año estoy viviendo en Maó, y mucho mejor, me siento muy adaptado a la vida de la Isla, la verdad.

Incluso tiene novia menorquina. Un factor más para poder retenerle en Menorca.

—Sí, je je.

¿Se ve más allá de la presente temporada en la Isla, o no ha pensado en ello?

—La opción de poder seguir siempre está ahí, pero estamos en marzo, vamos a ver qué sucede, como va el verano. Lo cierto es que estoy muy contento en la Isla, pero es imposible saberlo, pues no depende solo de mí. Pero estoy muy a gusto, con todo el mundo y en la Isla.

Aparcando el baloncesto, ¿alguna cosa que le guste o le haya llamado la atención de Menorca?

—No soy muy de ir a la playa, pero lo cierto es que he visto algunas que realmente me han impresionado. Hay mucha belleza en la Isla.

Ha jugado en varios destinos, como Ourense, Zamora, Arenys de Mar, la Penya… ¿el mejor sitio en el que ha estado?

—A ver, en Menorca estoy muy bien. Me siento muy adaptado, tengo amistad con mis compañeros, estoy muy cómodo con el ‘staff’, con la gente del club, estoy empezando a conocer gente al margen del baloncesto, lo cual está muy bien… diría que Menorca, sin duda. Pero tengo muy buen recuerdo de Girona, donde estuve muy bien, increíble. Tanto en el básquet como en la ciudad, que además estaba cerca de mi casa. Cogía el coche, y en cincuenta minutos estaba comiendo en casa de mis padres… lo cierto es que de Girona guardo un muy buen recuerdo, y también de la Penya, donde estuve toda la vida.

¿Y algún sitio donde estuviera a disgusto, que se arrepintiera de haber fichado?

—No me ha pasado.

Al margen del baloncesto, ¿qué le gusta a Pol Molins?

—Me gusta estar con los amigos, tomarme un café con alguien, me gusta ver deportes. Fútbol, me encanta la Fórmula Uno…

Tengo entendido que es hincha del Real Madrid (en fútbol).

—Sí, soy del Madrid.

Supongo que por el hecho de ser de la Penya, no podía hacerse del Barça…

—Sí, es un poco eso. Desde que eres niños te lo inculcan… al final, existe esa rivalidad entre Barça y Penya, y cuando venía el Barça… pero después, vas conociendo a compañeros que juegan allí, que terminan siendo amigos y se te quita la tontería. Pero sí, soy del Madrid.

¿Y es difícil ser hincha del Real Madrid en Cataluña?

—No creas, allí hay mucha gente que es del Madrid.

¿Algún ídolo o referente?

—Ricky (Rubio) es de El Masnou, como yo, y jugó en la Penya. Recuerdo cuando yo era niño, él empezaba en el primer equipo, y todo el mundo hablaba de él. Lo cierto es que es un jugador que me encanta. Otro que me gusta mucho es (Sergio) Llull, Marc Gasol… la verdad es que esa generación, con la selección, nos dio unos años increíbles.

Para terminar, un mensaje a la afición de Menorca de cara al tramo final de temporada.

—Que nos sigan acompañando en esta lucha por el objetivo, que sigan animando. Notamos la fuerza y la energía que nos transmiten y que vengan todos a llenar Bintalfa cada fin de semana.