El serbio Oliver Stevic se eleva ante dos rivales para ejecutar un tiro en suspensión.    | Gemma Andreu

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El Hestia Menorca, ante un rival de lo más evocador, el Rioverde Clavijo, pretende anotarse en la tarde-noche de este sábado en el Pavelló, al resguardo del que ha ganado cuatro de sus últimos cinco partidos, la que sería su undécima victoria de la temporada y con ello, trazar un paso, si no definitivo, sí sustancial en su objetivo de sellar con la mayor premura su permanencia en el que es su primer año en LEB Oro.

Un estatus, el de pertenecer a la segunda liga nacional, que el equipo de Javi Zamora convirtió en realidad formal hace alrededor de once meses precisamente después de someter en la eliminatoria final por el ascenso a su adversario de hoy, el Clavijo riojano, entre los muros de un abarrotado Pavelló, que cobijó entonces una de sus veladas más emotivas, cuanto menos desde que en 2017 aloja al actual proyecto de baloncesto profesional insular.

Las circunstancias y contexto, obviamente, difieren en relación con ese partido de pasado no lejano y de naturaleza terminal, a diferencia del presente, pero en cualquier caso tampoco es posible disociar de la cita de este sábado el componente trascendente que siempre abriga una batalla en la que se dirime la permanencia.

Permanencia orientada

Aunque tal afirmación no es plenamente cierta, puesto que el Hestia Menorca, y en virtud del notable trabajo que ha llevado a cabo en su año de estreno en ‘Oro’, tiene la permanencia de lo más orientada. Casi encarrilada, en tanto que restando siete jornadas para que la temporada baje el telón, reside varios puestos por encima de la zona de descenso y con un margen de partidos que le otorgan cierto sosiego.

Desde su óptica, ganar equivaldrá a acercar un poco más un objetivo de por sí muy próximo. En cambio, una derrota, más allá de lo que decepciona perder, no implicaría una situación dramática. En absoluto.

Por contra, para el Clavijo, cuyo ascenso y actual presencia en LEB Oro se labró en los despachos (recordar que el equipo logroñés, tras perder el cruce definitivo ante el Menorca, en mayo del pasado año, se hizo con su plaza en la liga a partir de la renuncia del Prat), el compromiso de este viernes sí aflora como un último resquicio al que aferrarse para tratar de eludir un retorno a LEB Plata que, a estas alturas, se presume irreversible, y si bien hasta que las matemáticas no dictaminen lo contrario no cabe dar nada por supuesto, la realidad es que el equipo riojano, de perder hoy en la Isla, y en función de resultados de ‘terceros’, podría dejar certificado su descenso, pues su distancia real es de seis partidos respecto a la franja que delimita la permanencia.

Otro elemento a considerar, y que debe ejercer como un plus motivacional para el equipo insular, es la polémica que rodeó el preámbulo del partido de ida, cuando una serie de vuelos cancelados impidió al Hestia Menorca poder trasladarse a Logroño 24 horas antes del enfrentamiento. De hecho, el viaje se produjo en la madrugada previa al encuentro y vía autopista desde Madrid hasta la capital riojana, al margen de que varios miembros del cuerpo técnico se quedaron en la Isla, al no haber plazas suficientes en el vuelo Maó-Madrid.

El malestar en el entorno del club menorquín fue considerable, no solo por la problemática aérea, sino sobre todo porque, debido a la misma, se planteó aplazar el partido o atrasar su horario, a lo que se negó de lleno el Clavijo, que además se llevó el triunfo (64-55) ante un Menorca de banquillo ‘precario’. Por lo que si ganar es importante para seguir avanzando hacia la salvación, hacerlo igualmente concederá ‘vendetta’ al cuadro menorquín.

En lo deportivo, la cita reúne a dos equipos que han experimentado una metamorfosis evidente en parangón a los que protagonizaron el duelo de ida el pasado mes de octubre de 2023. El Menorca, que entonces viajó sin Demers, lesionado, y sin Stevic ni Digbeu, todavía no fichados, y con otros elementos sin estar al cien por cien como Tamayo, que jugó ‘tocado’, o Arteaga, aún lejos de su mejor versión, añade además el hábito que le concede el haber cumplido cerca de treinta partidos en la liga, bagaje y experiencia de los que carecía en ese primer enfrentamiento.

Incorporaciones

En lo relativo al Clavijo, también hallamos un roster modificado. Así lo imponen las incorporaciones del experto pívot alemán Yasin Kolo, de 31 años, 2.08 de altura, con pasado en la NCAA estadounidense a raíz de su paso por los Knights de la Universidad de Bellarmine y en la segunda categoría del baloncesto germano, llegado a Logroño a mediados de enero, y de los veteranos gemelos pamploneses Txemi y Álex Urtasun, dos exteriores de amplio recorrido ACB e internacionales por España en su momento en categorías de formación, fichados ambos hace un par de meses y que a finales del presente abril cumplirán 40 años.

Y aunque la incursión en el colectivo de estos tres elementos no ha permitido al Rioverde Clavijo trazar un salto a nivel clasificatorio, sí ha podido hacerlo en lo cualitativo, siendo un equipo que, a pesar de proseguir amontonando derrotas (ha ganado un partido de los ocho que ha jugado desde que cuenta con su actual estructura de plantilla), se ha mostrado capaz de competir en prácticamente todos sus compromisos.

Resta por ver, sin embargo, cuál será la respuesta que será capaz de ofrecer un equipo que jugará al filo, a conciencia de que su siguiente decepción puede ser la que, ya de modo irreversible, provoque su descenso a la tercera liga del país.

Agrava la coyuntura del Clavijo la situación del club para con su entrenador, Jenaro Díaz, al que impuso una sanción de tres partidos alejado del banquillo a causa de la ‘peineta’ que brindó a un sector de la afición que le increpó y ‘recriminó’ algunas cuestiones luego de caer ante el Alimerka Oviedo, el pasado 17 de marzo (78-81).

Un castigo que, salvo que lo revoque la entidad riojana en las próximas horas, justamente remite después del partido en Menorca. Sin duda, una singular decisión a nivel directivo, pero que en cierto modo equilibra lo ocurrido en la ida; entonces, Javi Zamora se vio desprovisto de algunos integrantes de su cuerpo técnico, mientras que hoy será el equipo logroñés el que dispute el partido sin su líder en la banda, al que por cierto, parece que el Pavelló Menorca no le es propicio, puesto que en la confrontación que terminó con el ascenso del equipo insular hace once meses, Díaz no pudo ni finalizar el segundo cuarto, al ser descalificado por insultar gravemente a uno de los árbitros. Y hoy, ni tan solo podrá empezar desde su habitáculo un encuentro a cuya conclusión su equipo apunta a convertirse, de nuevo, en inquilino de LEB Plata, a la par que el Menorca (que no contará con Omar Lo por lesión, y mantiene la duda de Pol Molins) podría trazar otro paso más hacia una permanencia que tiene de lo más encaminada.