Marcos. El ‘nueve’ sportinguista se fajó durante todo el partido con los centrales del Dénia y acabó expulsado por doble amonestación - Gemma Andreu

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El Sporting y el Dénia empataron ayer a nada en una guerra de trincheras en la que el miedo a perder pudo más que las ganas de llevarse los tres puntos. La buena noticia que puede sacar el conjunto de Joan Esteva de este empate a cero es precisamente ésa, que consiguió cerrar su portería por primera vez en lo que va de temporada. Algo es algo.
Y eso que el Sporting mostró al inicio una clara voluntad de mantener el balón y llegar jugando al campo contrario. Ésa era la idea de los azulones, que repitieron once titular por tercera semana consecutiva. Sin embargo, y a pesar de su buena voluntad, y a la presencia de sus dos creativos en el centro del campo, Méndez y Vates, no conseguían crear peligro debido a la buena colocación de los amarillos.

Con un 4-1-4-1, y una gran presión el equipo valenciano logró desactivar las buenas intenciones de los locales y, con el pasar de los minutos, el equipo valenciano dio un pase adelante y comenzó la guerra de posiciones. Era evidente que ambos equipos se tenían mucho respeto y prefirieron salir con vida del combate que arriesgarse a perder gloriosamente, así que cavaron sus trincheras y comenzó el fuego de mortero. El balón sobrevolaba las líneas constantemente y nadie era capaz de controlarlo y poner la pausa necesaria para crear algo de juego.

Con este panorama, el partido se hizo insufrible. En la primera mitad apenas hubo ocasiones ni jugadas dignas de destacar. En medio del tedio, surgían a ramalazos algunos intentos de espabilar la contienda, como una arrancada de Raúl Capó, que encontró un pasillo por el centro y disparó desde lejos, pero Vidal detuvo la pelota sin problemas.
En la segunda parte, a medida que apareció el cansancio y los puntas relajaron su presión, el partido ganó en emoción. A los tres minutos, los alicantinos llegaron con peligro por la banda derecha, donde Israel protagonizó algunas internadas de mérito durante todo el partido, y su jugada acabó en córner.

Tras el saque de esquina, con los visitantes volcados en el área sportinguista, el equipo de Esteva desperdició su mejor ocasión: Méndez cazó el rechace y arrancó un contraataque de tres locales para dos defensores. La lenta transición, sin embargo, permitió que la defensa dianense se rearmara y, aunque Carreras consiguió disparar, no lo hizo con comodidad.
Precisamente fue Rubén, muy activo todo el partido, quien llevó más peligro al área de Vidal. Marcos también lo intentó y logró rematar en alguna ocasión. La más clara, en el minuto 71, cuando picó con la cabeza un buen centro de Iray desde la izquierda. Su remate lo detuvo el portero.

En el Dénia todos los balones pasaban por Gervasio, que se movió con criterio y lanzó todas las faltas. En una de ellas, en el minuto 65, puso el balón en el área y Vates, tratando de despejarlo, lo desvió hacia su portería y provocó la estirada de Moso.

A falta de media hora, Esteva introdujo a Mourad por Martí Noceras, lo que desplazó a Rubén de banda y a Iray al lateral izquierdo. El técnico intentaba alterar el curso del partido poniendo más pólvora en ataque, pero a falta de tres minutos para el final, Marcos controló mal un balón y, al disputarlo, se lanzó al suelo algo pasado de fuerza y vio la segunda amarilla. Así murió un partido para olvidar.