Joel. El delantero alaiorenc, que asistió un gol, recibe una falta ante la presión de Llaneras y Pol - Javier

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El Alaior vivió ayer uno de esos días en los que el destino te juega una mala pasada. A los 13 minutos los de Marc Serrano ganaban 2-0, una renta que parecía el preludio a una fiesta para los albinegros. Pero, como reconoció más tarde su entrenador, quizás se vio demasiado pronto con una ventaja tan amplia. En tres acciones a balón parado los mallorquines dieron la vuelta al marcador en una tarde en la que sonaron tambores de guerra en Los Pinos, gracias a una iniciativa de un joven grupo de la Banda Municipal de Cornetes i Tambors, aunque la música, con el giro del marcador, se volvió una balada triste con el peor final posible, 2-3.

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