empate sin goles. Alaior y Mercadal lucharon y corrieron de lo lindo, pero sus ataques no fueron capaces de perforar las respectivas metas - Gemma Andreu

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En una tarde soleada, más propia del verano, se cruzaron ayer en Los Pinos Alaior y Mercadal, ambos con urgencias, a pesar de que sólo se llevan nueve jornadas disputadas. Al final no hubo goles (0-0), y pese al sol de justicia ambos conjuntos evidenciaron su pólvora mojada que les lleva a una pobre clasificación. Muchas ganas y mucha lucha, pero peleados con el gol.

El derbi comenzó con los de Yeray intentando llevar el peso de las operaciones, y los de Moreno , con un disparo de Emi, pusieron a prueba a Barceló.

La primera ocasión visitante corrió a cargo de Miquel Capó, que de cabeza remató fuera. En esos momentos hubo poco juego y sólo el centro del campo del Mercadal proponía criterio en la construcción del juego.

De nuevo avisaron los rojiblancos tras un saque de esquina, y el testarazo de Héctor se marchó fuera por poco. El Alaior, a balón parado, tuvo la mejor ocasión entonces: Tomé, solo, no la supo empujar, y el rechace cayó a los pies de Enrich, que chutó fuera. Se animaron los albinegros pero Emi no supo definir un centro de Camacho. Héctor encaró a Jesús y Enrich, muy atento, evitó males mayores.

Arrancó el segundo tiempo con el Mercadal llevando la iniciativa. La primera ocasión fue a cargo de David Melià, pero su disparo fue desviado a saque de esquina. De nuevo, Melià lo intentó desde la frontal, y se fuera por poco.

Seguía discurriendo el derbi, y el miedo a perder empezaba a aparecer en ambas escuadras. Era el típico encuentro que se decidiría por un pequeño detalle, una falta al borde del área, un rechace, un despiste. Si fuera un combate de boxeo a los puntos, estaría empatado.

Pero el técnico del Mercadal, Yeray Rodríguez, no se conformaba con las tablas, y el cambio que realizó, lo puso de manifiesto: entró Camps, un jugador ofensivo, por un defensa, Biel. La intención, ni que fuera en la teoría, era evidente. Marcar el gol que te daría la victoria.

A falta de once minutos para la conclusión, el Alaior se quedó con diez por doble amarilla a Julián. Los albinegros, de nuevo a balón parado, se acercaron a la meta de Barceló, pero Juli no pudo concretar su remate, muy desviado.

El partido de la rivalidad parecía destinado al empate inicial sino lo remediaba alguno de los protagonistas. En el minuto 87, Óscar, del Mercadal, fue expulsado con roja directa por soltar un codazo a un rival, una acción indiscutible.

En los minutos finales, a Arévalo le faltó un palmo para romper el empate, pero no lo logró.

Al final reparto de puntos, y ambos conjuntos precisan mejorar. Ciertamente, el Alaior lo hizo con respecto al partido ante el Atlético Isleño ibicenco, pero la falta de puntería es su talón de aquiles.

Algo parecido a lo que le ocurre a un Mercadal al que se le presumen mejores mimbres -y los tiene-. Sí mostró un mejor empaque, pero le faltó finalizar las jugadas, e igual que su vecino, la falta de definición en la meta contraria le impide arrancar y escalar posiciones en la tabla.

A ambos les queda trabajo por hacer, y la mejor noticia es que aún hay margen de error. Este fin de semana, por ejemplo, tienen una nueva prueba para hacer de este aburrido empate un punto más que valioso al final.