Esperanza. La que les queda a los sportinguistas por traspasar el club al grupo inversor italiano - Archivo

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Los asesores jurídicos del grupo inversor italiano que se ha mostrado interesado en introducirse en el Sporting Mahonés aguardan la documentación solicitada al presidente, Paco Segarra, para aprobar o desestimar su desembarco en Maó, única vía existente para impedir el desplome definitivo del equipo de Segunda División B que se ha quedado con sólo 11 jugadores profesionales disponibles.

El mandatario sportinguista debe remitir cuanto antes a Fabio Cordella, introductor de este grupo inversor aunque también podría involucrarse directamente en esta operación, el balance oficial del club lo más detallado posible así como sus estatutos. Segarra y Cordella se reunieron el pasado domingo en Barcelona y de este primer contacto físico puede derivar que la operación continúe su curso y llegue a buen puerto. "Queremos conocer el estado exacto del club porque no es lo mismo saberlo de viva voz que en documentos escritos y oficiales", explicó ayer a este diario un miembro del grupo que solicitó, expresamente, reservar su identidad porque ocupa un puesto relevante en otra sociedad. En todo caso sí afirmó que "la operación puede ser factible aunque aún está en un proceso embrionario; el dinero no es el problema sino el entendimiento porque nosotros vamos con una idea concreta", añadió.

Ese proyecto pasa por liquidar la deuda sportinguista que a corto plazo es de unos 150.000 euros para saldar las denuncias de los jugadores ante la AFE y otras cuentas urgentes, incorporar jugadores que tienen disponibles, y en cuanto sea posible, iniciar los trámites para transformar al club en una Sociedad Anónima Deportiva. El débito que acumula el Sporting, no obstante, se aproxima a los 400.000 euros.

"Si entramos vamos a pagar la deuda y comprar el club porque, hablando claro, no vamos a invertir un capital porque sí, somos empresarios y buscamos un beneficio", explica el portavoz. Por este motivo se convertirían en accionistas únicos de la nueva SAD aunque el Sporting mantendría sus socios. El negocio está en la introducción de jugadores africanos y sudamericanos en una Liga media como es la Segunda División B a través del Sporting Mahonés, con el fin de que se den a conocer para poder obtener mejores contratos en un futuro.

Si la operación se cierra el miembro del grupo italiano afirma que no habrá ningún problema para contratar y desplazar a Maó a jugadores africanos y sudamericanos que tiene bajo su control e incorporarlos al Sporting antes de final de mes que es cuando expira el plazo para la contratación de futbolistas.

Mientras se llevara a cabo el proceso de conversión, el grupo inversor no tendría inconveniente en que Paco Segarra continuara como presidente, ni que Mati Borsot fuera el entrenador.

El grupo de promotores italiano dispone, al menos, de un club más, el Royal Union Sant Gilliose, un histórico del fútbol belga, que milita en la Tercera División de aquél país y en el que juegan ocho extranjeros de nacionalidad nigeriana, brasileña, congoleña, francesa y turca.