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Atiende la llamada del 'Diari' con total cordialidad y la voz que suena en el teléfono no puede ocultar un acento muy característico. "Yo soy menorquín de nacimiento, pero mis padres son argentinos, de Mendoza y Santa Fe". Duda aclarada y conocida en Ciutadella, donde existe una amplia colonia de ese país sudamericano. El protagonista es Manu Farrando Stiepovich, el jugador que, con su gol oportunista ante el Mataró, le dio la cuarta victoria en lo que llevamos de División de Honor al Menorca de Lluís Vidal.
"Estoy muy contento, claro, porque ese tanto fue el de la victoria", acepta el jugador, pero inmediatamente se cura en salud, no sea que cada semana le pidan un gol: "marqué pero... yo soy defensa central, ¿de acuerdo?".

Y es que no es habitual que se aventure fuera de su ámbito. "Fue un córner por la izquierda que sacó Urbina para Xisco. La puso en el área pequeña. Ellos despejaron pero Dani pilló el balón y remató.. Hubo un rebote y... Allí estaba yo", explica como si fuera algo totalmente casual, del tipo 'pasaba por allí'.

Según las estadísticas, Manu, junto con Rubén y Domi, es de los que ha jugado todos los partidos. "Me encanta el fútbol. Empecé de pequeño y sigo, a pesar de que en mi casa no había ningún tipo de tradición ni gusto por este deporte", explica este central nacido en el 95 y que estudia Segundo de Bachiller. "Los estudios los llevo bien, pero para compaginarlo con los entrenos y los partidos, he dividido las asignaturas y un curso lo hago en dos años", asevera.

En cuanto al excelente inicio de su equipo que en las seis primeras jornadas tan solo ha perdido ante dos grandes como Barça y Girona, reconoce que es algo que "no nos esperábamos, porque creíamos que nos costaría más al ser recién llegados a la División de Honor. Pero ir bien nos da mucha moral, porque ya digo que lo más normal es empezar mal, y más siendo de la isla, donde no hay tantos jugadores ni tanta competitividad. A pesar de todo, tenemos los pies en el suelo. El objetivo es la salvación".

¿La clave? "Hacernos fuertes en casa. Estamos bien y con ganas. Tenemos ilusión, pero a la vez somos realistas", explica con gran criterio Manu, que recuerda lo que viene ahora. "Tenemos que ir a Tarragona. El Nástic es un filial histórico y viene de ganar a otro histórico como la DAMM, así que no podemos dormirnos".