Penya. El equipo de Ciutadella no estuvo fino aunque dispuso de ocasiones para haber evitado la derrota - Cris Llufriu

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La última sensación no fue buena pero el cómputo global es excelente. El Penya Ciutadella se llevó un tremendo chasco en el último partido de su año triunfal al verse superado ayer, contra pronóstico, por un Sóller (0-1) que llevaba trece partidos sin conocer el triunfo.

Como en la mayoría de partidos el desequilibrio se decide en pequeños detalles o jugadas aisladas. Y ayer fue una muestra de ello. El autogol de Chupi decantó la balanza en un encuentro gris del conjunto de Son Marçal pero en el que encerró al Soller en los últimos minutos y mereció el empate.

La primera parte fue muy discreta. Salvo el tempranero gol visitante, otro anulado al Penya y un remate de Llonga ligeramente por encima del larguero, no hubo mucho más. En los primeros quince minutos el Penya llevó el peso pero el tanto del Sóller, igualó algo más el partido aunque era siempre el Penya el que lo intentaba muriendo la mayoría de sus intentos en el último pase que es el que decide muchas veces los partidos. Tuvo varias faltas en zona de tres cuartos pero salvo en una no tuvieron el acierto de ponerla para un remate claro.

En el minuto tres un centro de Conejo por banda derecha, al que no llegó Marcos, lo despejó un defensa golpeando de nuevo a Marcos con lo que el balón se introdujo en la portería de Helguera. El árbitro pareció que decretaba gol legal e incluso su asistente corrió hacia el centro del campo pero ante las protestas del Soller lo anuló por manos involuntarias de Marcos.

Poco después vino el remate de Llonga en el saque de una falta de Marcos, y a continuación llegó el gol del Sóller. Internada por banda de Tomeu Reynés y su pase de la muerte lo intercepta Chupi desviando el balón hacia su portería. El Penya, por primera vez en casa, iba por detrás en el marcador y lo acusó ante un Sóller bien armado y con ventaja.

Un remate de Marcos, tras una buena jugada colectiva, y un centro de Omar que no encontró a ningún compañero fue lo más que realizó el Penya para equilibrar la contienda.

Tras los quince minutos de descanso el equipo de Mori salió a dar la vuelta al partido. Entró Berto, luego Quel, se intercambiaban jugadores, posiciones, y el Penya fue encerrando al Sóller que se defendía dejando al crack Reynés, ex del Sporting, arriba por si cazaba algún balón. Botaron varias faltas, corners pero no hubo manera. Los ¡ay¡ y !oh¡ se sucedían. Berto envió un balón al larguero y reboto en la espalda del guardameta. La tuvo Bartu, Llonga, también con la testa, Albert la peinó y la sacaron casi desde dentro, subió el meta Jesús más de una vez a rematar, pero no hubo suerte y el partido terminó con la derrota, el enfado con el colegiado y la sensación de que el Sóller con muy poco se llevó mucho premio.