Pedro Galdona Chacartegui (Deba, Guipúzcoa, 67 años) aglutina un pedazo trascendente en la historia contemporánea del fútbol menorquín al que llegó a principios de los 70 para echar raíces, primero como jugador del mejor Atlètic de Ciutadella que se recuerda, y más tarde ejerciendo la cátedra de entrenador en los mejores banquillos de la Isla. Hoy, aquél mocetón del norte, de voz grave y tez afilada, cuya sola presencia imponía un respeto máximo a cualquiera de sus rivales, a cualquiera de los cientos de jugadores que tuvo a su cargo, es también un técnico jubilado porque, aunque su estampa delata un cuidado físico exquisito, considera que "mi etapa ya ha pasado". Galdona colgó el chándal en 2007 feliz por el bagaje que dejó tras de sí a pesar de haber sufrido, como recuerda en esta entrevista, el incumplimiento de la reglamentación de los entrenadores que le privó de haber tenido aún más trabajo en los equipos de categoría nacional.
Abandonó el fútbol hace cinco años
Galdona, el técnico imponente
Defensa central de presencia física notable, el entrenador de Donosti fue uno de los referentes del fútbol insular en las dos últimas décadas del pasado siglo en los mejores equipos de entonces
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