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El oportunismo de David Camps que consiguió un gol de oro en el minuto 16 de la primera parte y los reflejos de Barceló que logró parar un penalti a Juanmi cuando solo se llevaban cuatro minutos de la reanudación y el Mercadal arrastraba el handicap de la expulsión de Barber, sellaron un triunfo vital para el equipo de Yeray Rodríguez sobre un rival que también se jugaba mucho en el envite, pero que ahora queda ya a nueve puntos por debajo de los mercadalenses cuando restan seis jornadas para el final del campeonato.

Con estas referencias, es fácil comprender la euforia final de los locales y el suspiro de alivio de su técnico, porque un partido que había empezado con buen tono por parte de un Mercadal rápido y con ganas de resolver pronto se complicaría antes del descanso con la más que evitable tarjeta roja a Barber que rompía todos los esquemas que había dispuesto Yeray. El canario había puesto en liza una nueva banda izquierda con el debutante Sergio y Calero, en el centro ya se adivinaba que Robert Pulido tenía su gran día, y detrás Jeroni también dejaba entrever que iba a por su mejor partido con la camisola rojiblanca.

Justo rebasado el primer cuarto de hora una buena entente Lacueva-David Camps la culminó el ciutadellenc con un oportuno remate que abría el marcador, y que pudo doblar pronto, en el 23 con un cabezazo a la red invalidado de forma muy discutible por el árbitro. El España se mostraba inferior, la gente de atrás se defendía, pero delante solo la buena pinta de Panuchi denotaba cierto peligro. Pero, de repente se rompió la tranquilidad. En el minuto 32 Barber había visto una amarilla, y seis más tarde hizo una falta innecesaria en campo contrario, el arbitro le mostró la segunda y el camino a la caseta. Faltaba poco para el descanso, pero fueron unos minutos de desconcierto local, de tener el partido encarrilado a jugárselo todo con un hombre menos y más de 50 minutos por delante.

Los peores augurios se hicieron realidad en el 49, tras el pase por el túnel de vestuarios, con un penalti claro de Oscar sobre Jordi. Ahí apareció otra vez la mejor versión de Barceló que rechazó en gran parada el disparo de Juanmi, y no solo evitó el empate, sino que resucitó como por arte de magia las mejores virtudes del Mercadal. Todos sus hombres incrementaron sus prestaciones, algunos como Meliá en gran medida, y el afán de lucha general y una recuperada rapidez compensaron sobradamente la superioridad numérica del España.

Los mallorquines se emplearon en esta segunda parte con más efectivos arriba intentando aprovechar que la defensa del Mercadal jugaba adelantada, pero lo único que consiguieron fue caer una y otra vez en fueras de juego y pérdidas de balón que originaban veloces contraataques locales que pusieron a prueba a Bussy que paró mucho y bien, luciéndose en sendas faltas de Camps y Lacueva, y finalmente en el 92 desviando una jugada y remate excepcionales de Pulido que mereció los honores del gol para redondear una grandísima actuación del centrocampista ferreriense.