El espigado Guillem perseguido por Feli | Gemma Andreu

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Un gol del espigado Guillem a falta de cinco minutos dejó sin recompensa al Atlético Villacarlos, sin el punto al que se hizo acreedor por el trabajo que desplegaron ante un Manacor muy físico pero que no expuso fútbol en momento alguno. Los visitantes vivieron de su gran envergadura ante un once el local que apenas tuvo fisuras y concedió escasas ocasiones a los de Pep Sansó que acertaron a balón parado, su mejor arma.

Bahamonde frenó bien al Manacor; defensa de cinco y todo el equipo que corrió para intentar equilibrar la evidente desigualdad física. Las coberturas se impusieron y ambos equipos, de forma directa y buscando las segundas jugadas, se movieron con escaso acierto en ataque. A poco para el descanso, Guillem, a la salida de un córner, remató flojo a las manos de Eric. El encuentro no se alteró, derroche físico notable y el Villacarlos que le miró a la cara siempre al Manacor. Un remate arriba de Víctor y otro de Nene salvado por Eric fue el preludio de la intensa media hora final. Lluís Juan agarró un excelente tiro —nadie le salió al paso— que el meta local no pudo detener. Los locales no se vinieron abajo y lograron el empate con un golazo de Víctor, también tras un saque de esquina. En el tramo final, el Manacor forzó faltas y en una de ellas, Guillem sembró la injusticia y desilusión.