En casa. Tom Blanco posa en el Estadi Maonès, hogar del CD Menorca y en cierto modo, también de nuestro protagonista | Javier Coll

TW
3

Es uno de esos rostros al que en forma inmediata e inexorable se le vincula a un escudo, a unos colores, y con ello, a casi cien años de densa historia, la del CD Menorca, la misma que él ha contribuido a escribir y en cierto modo a engrandecer en diversos fragmentos de su vida. Referimos a Antonio Tom Blanco Knapton (Maó, 1973), notable portero a nivel insular, después entrenador y posteriormente directivo. Siempre en azul y grana, causa para la que ahora abarca su ciclo como presidente, un paso natural en función de su recorrido y cargo que en los años 40 su abuelo, del que él tomó nombre, ya desempeñó. En el sillón desde verano de 2016, abordamos con Blanco la actualidad del club mahonés, su realidad económica y deportiva, sus intenciones de futuro, además de una revisión a otros aspectos del fútbol local.

Ha sido jugador, entrenador y directivo del club. Su menorquinismo está libre de duda, ¿pero qué le ha empujado a convertirse en presidente?
— Varias personas, que hace como algo más de un año, descontentos por como funcionaba el club, me expusieron una serie de ideas y me propusieron que yo fuera la cabeza visible para iniciar un proyecto de futuro. Somos un grupo de amigos de distintos estratos sociales y deportivos, pero aquí pensamos y trabajamos todos. No soy nada presidencialista, celebramos juntas semanales y todo es consensuado. La parte económica con el tesorero, la deportiva con el vicepresidente y el director deportivo... y hablamos de todo en la junta, eso lo tenemos muy claro.

¿Qué desafíos u objetivos plantea lograr en su mandato?
— Crecer en lo deportivo y también a nivel social. La masa social del Menorca está algo dividida, se ha perdido ese perfil de menorquinista que queremos recuperar, pasito a pasito, demostrando que el club está vivo, que tenemos cosas positivas que ofrecer y que esto, para la gente y familias del Menorca de toda la vida, es su casa. Y sobre todo, que el club sea para los niños un segundo hogar, donde estén a gusto y que los padres participen en la vida de la entidad, lo que ya está ocurriendo, incluso algunos nos han dado posibilidades de patrocinio e ideas para mejorar el club.


[Lea la entrevista completa en la edición impresa del 13 de enero de 2017 o en Kiosko y Más o My News]