Vicente del Bosque

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El campus de la Academia de Fútbol Fundación Vicente del Bosque en la Isla, que debió empezar este lunes en Ciutadella, no se celebrará. El motivo de su suspensión, según esgrime Nan Moll, uno de los responsables del evento, cuya organización corría a cargo del Atlètic Ciutadella, ha sido «la ausencia de suficiente respaldo en la Isla».

«Y es que aquí, en Menorca, no estamos preparados para abrirnos a cosas nuevas. Resulta que un campus que triunfa en toda España, aquí no interesa», abunda Moll, «muy decepcionado», asegura, por el desarrollo de los acontecimientos a lo largo de las últimas semanas, lo que ha derivado en la anulación de la cita dado que esta no alcanzó el mínimo de inscripciones exigido para llevarse a término.

En su revisión de los hechos, Moll se muestra muy crítico con diversos estamentos del enjambre local, sobre todo el político. «Ni el Consell ni los ayuntamientos nos han apoyado. Y no es que les pidiera dinero, simplemente, un servicio de autobús para trasladar a los niños de otros pueblos, o que nos permitieran informar del evento, que además promueve una fundación, en los colegios, a los padres... pero nada. Incluso hubo enfados por repartir publicidad fuera de los centros», relata el técnico.

Dolido «por las trabas que nos ponen para articular un campus de primer nivel», Moll igualmente extiende sus diatribas a los clubes de Menorca, que «se cerraron en banda, ninguno quiso colaborar; aquí todo el mundo va a lo suyo», subraya y lamenta el también director de cantera del Mercadal.

Moll dice «desconocer» los motivos de la indiferencia que, en su parecer, ha encontrado por respuesta en la mayoría de puertas pulsadas. «No sé si es por que es el Atlètic o por lo que sea, pero es muy triste, estamos hablando de una figura de talla mundial como Vicente del Bosque, de un campus de categoría que en Eivissa, Málaga o Mallorca cuenta con una gran acogida», se cuestiona, y admite que la cifra de inscripciones no superó «las treinta», lo que convirtió en «inviable» la celebración del campus. «En la Isla, por lo que parece, solo pueden organizar cosas según quien», remata Moll.