La plantilla del Mercadal posa para este diario en un entrenamiento previo al partido de este domingo | Gemma Andreu

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Todo a una carta. Tras cerca de cinco meses sin competir, en tanto que no juega un encuentro desde el pasado 29 de febrero a causa del coronavirus, el Mercadal se mide este domingo al Porreres en Son Malferit (18 horas), cruce que granjeará al ganador una plaza en la final de la fase por el ascenso a Tercera División.

Bajo un estricto protocolo sanitario –experiencia totalmente novedosa para cualquier club menorquín–, con la incertidumbre de no haber podido calibrar estado de forma y ritmo y por extensión, desconociendo la posible respuesta a ofrecer sobre el césped después de tan prolongada inactividad en cuanto a partidos, el vigente campeón insular, sin margen para el fallo, se juega el sobrevivir para el objetivo de la temporada en apenas 90 minutos. Una combinación que convierte el duelo en tan trascendente como extraño en su preámbulo. Y sin lugar a dudas y por todo ello, una cita de alto riesgo.

Atenúa esa serie de condicionantes el hecho de que al Mercadal, en virtud de su condición de cabeza de serie le basta con empatar –o evidentemente con ganar– para certificar su clasificación para la decisiva eliminatoria final, en la que también disfrutaría de ese factor.

Pero a un partido, más si cabe en una atmósfera tan inédita como la que aguarda esta tarde en los campos de la Federació Balear, «todo puede pasar», recuerda, precavido, el preparador del conjunto menorquín, Pere Vadell, a la par que rechaza la vitola de favorito para su equipo en las horas previas al duelo.

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