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La madre de Luis Rubiales, Ángeles Béjar, ha sido trasladada a Urgencias del Hospital Santa Ana de Motril tras dos días y medio de huelga de hambre en la parroquia Divina Pastora de esta ciudad de la costa de Granada en apoyo a su hijo tras ser suspendido como presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) después del beso a Jennifer Hermoso, que entiende que fue consentido.

Así lo ha trasladado a los medios el sacerdote de la parroquia Divina Pastora, quien ha asegurado que ella no va a volver al templo, después de que, sobre las 18,00 horas, haya notado que empeoraba su situación, que era de cansancio, entrando en una crisis, y con mucho estrés, por lo que ha sido trasladada al centro hospitalario comarcal.

Don Antonio ha indicado que Ángeles ha salido del templo por su propio pie por una puerta trasera, explicando que estaba «muy mal» y «con angustia» y «muchos problemas ya no solamente a nivel anímico», sino también con palpitaciones. Se notaba «nerviosa» y con «mucho estrés», también por el calor de la tarde de este miércoles en Motril.

«Estaba ya cansada de estar aquí» e «incómoda», de tal modo que los familiares han decidido que tenía que ser trasladada, ha precisado el sacerdote, quien ha afirmado, a preguntas de los periodistas, que Rubiales ha llamado a su madre por teléfono para hablar con ella.

En declaraciones a los medios, la madre del ejecutivo motrileño dijo que su intención con esta protesta era que la futbolista Jennifer Hermoso dijera «la verdad». Fue con motivo este pasado martes de una misa multitudinaria tras una convocatoria difundida en redes sociales animando a los vecinos de Motril a acudir a este lugar en apoyo a Rubiales.

Una familiar indicaba este miércoles en la mañana a los periodistas que su familia, incluido el ejecutivo motrileño, que ha estado hablando con ella a menudo, le seguían pidiendo que abandone la huelga de hambre a esta mujer, de unos 70 años, que solo estaba bebiendo agua y líquidos isotónicos junto con su medicación. Había dormido en un colchón en una capilla lateral.

Por la tarde había sido la parroquia la que había organizado, según explicaba el sacerdote a los periodistas que hacen guardia a las puertas, que Ángeles, aunque «cansada» y con «los pies hinchados», saliera a atender sobre las 18,15 horas a los periodistas antes de la apertura de puertas para el rezo del rosario y la misa.

El párroco pidió «respeto» el lugar de culto que es la iglesia, «sitio de oración» y «silencio», que no se podía «romper» como este pasado martes, y para ello se organizaba la atención a medios de Ángeles, que finalmente no ha podido hacerla.