El ya exmandatario federativo en un momento de la entrevista para este diario | Josep Bagur Gomila

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Tres décadas después, Virgili Juaneda ya es casi historia en la Junta Insular de Menorca, de la Federació de Futbol de les Illes Balears. Aplaudido por unos, criticado por otros y respetado por todos, «Es Diari» avanzó la semana pasada que este activo ciutadellenc da un paso al lado, cansado de tantas temporadas, seguro de que es el momento y orgulloso de su mandato, sin problema alguno en entornar algún ‘mea culpa’. ‘Virgi’ sucedió hace 29 años a Diego Rossi, cuando siendo vicepresidente del UE Sami con Xec Cavaller, Toni Bosch le propuso entrar de directivo en la JIM. Al irse Rossi y no salir sustituto, la 1993-94 el ciutadellenc accedía al cargo, empujado por Josep Rivas o José Luis Gonzalo.

Bueno, al grano. Después de cerca de 30 años de mandato ininterrumpido en la JIM, ¿por qué marcharse ahora?

—Es el momento. Este martes cumplí los 77 años y me encuentro cansado. Tanta carretera Ciutadella-Maó desgasta y además la JIM ha cogido una magnitud importante. Llevaba tiempo avisando a Miquel Bestard que me iría con él y al final se fue primero y he hecho un año más. A Pep Sansó ya le advertí que en las próximas elecciones no quería estar y aún quedan dos temporadas casi de por medio, por lo que tocaba ahora.

Se dice que si con la entrada de Pep Sansó y compañía se le ha intentado quitar del medio...

—Me llevo muy bien con Sansó, hace mucho que nos conocemos. Pero la evolución sufrida por la Federació Balear ya me supera y la exigencia es superior.

Creo que no me ha contestado.

—Nunca he sentido que me quisieran quitar del medio, ya avisaba que quería irme mucho antes de su presidencia. Con Bestard ya lo hablaba de mi adiós.

En la Federació Balear, más o menos, sí ha ocurrido con otro histórico como Manolo Bosch.

—Cuando llega un presidente nuevo siempre entra con su gente y el cargo mío mismo, es un puesto de confianza. Sansó quería que siguiera y si decido continuar no habría habido problema alguno. La relación es muy buena con el ‘presi’ pero el momento de dejarlo era ahora, sin duda.

¿Qué le ha ido empujando mandato tras mandato a seguir al frente de la Junta en Menorca?

—Principalmente, que no haya habido gente interesada en sucederme. La JIM sufrió un bajón muy grande al perder a cuatro personas claves como fueron Rivas, Millán, Gonzalo y Tolo, que tenían mucho peso. Y era difícil encontrar a gente sin ni tan solo cobrar la gasolina. Por eso fuimos disminuyendo de gente.

¿Habría imaginado jamás llegar a casi tres décadas al frente?

—Imposible, si bien es cierto que siempre he sido una persona fácil de convencer y dispuesta a ayudar. Me gusta colaborar, soy muy activo y, de hecho, ya me han comprometido para otra cosa.

Imagino que habrá tenido momentos de debilidad o ganas de enviarlo todo a paseo...

—La verdad es que sí, principalmente en la entrada de Pep Sansó de presidente de la FFIB. No por él sino porque creía que era mi momento. Lo hablamos con mis compañeros y al final decidí seguir. Después de tantos años la ilusión va a menos y cuando no la tienes, pues muy mal. Y se me hacía muy pesado ahora tantas obligaciones y tener que contentar a tanta gente.

Para los que piensan que usted (y otros federativos) se ha llenado los bolsillos. ¿Ha cobrado como presidente de la JIM?

—Sé que mucha gente piensa que sí pero rotundamente, no. Ni yo, ni el que entre. Es un cargo voluntario y lo único que logré fue cobrar la gasolina para los 100 kilómetros de ir y volver de Ciutadella a Maó. Incluso tuve dos accidentes de coche importantes, yendo a la JIM, uno de 600.000 pesetas y pude cobrarlo por el seguro casi todo. El resto salió de mi bolsillo.

¿Y de las famosas dietas?

—Tampoco, rotundamente. Evidentemente que se me pagaba avión, coche de alquiler si tocaba y nos invitaban a comer normalmente pero cobrar, no. O sea, que económicamente cero, excepto algún viaje en el que claro tú no pagas.

¿Cómo le gustaría que se le recordase como presidente de la Junta Insular en la Isla?

—Soy consciente que bien para todo el mundo no lo he hecho, es imposible. Siempre hemos intentado hacerlo lo mejor posible pero no es fácil porque cada club mira por sus intereses. No quiero un monumento no (risas).

¿De qué cambios o mejoras se siente más orgulloso de estas tres décadas de presidencia?

—Mira, en mi caso empecé con Antoni Borrás del Barrio en la presidencia de la Balear y me siento muy orgulloso por haber logrado que en las diferentes selecciones de Balears, siempre haya algún representante de Menorca. Lo negociamos porque los seleccionadores no estaban mucho por la labor pero lo logramos. Muchos han estado incluso en Campeonatos de España y aún me saludan. Aparte, fuimos pioneros en Menorca en jugar cuatro cuartos en alevines o forzar a jugar un mínimo de tiempo los chavales. Fueron dos temas muy importantes y estoy orgulloso que se utilice ahora en todas las Balears.

¿Y de lo que menos? ¿Se va con alguna ‘espinita’ clavada?

—La verdad es que no. Hubo el problema con la UD Mahón, el año de la Fase de Ascenso a Tercera con el tema de Clavijo. Pero al final, con el presidente, Dino Gelabert, somos amigos.

Sin embargo, ¿entendió la que se lió hacia usted con el ‘caso Clavijo’ desde San Carlos y culpándolo como responsable?

—No entendí que se me pusiera en la diana, siempre hay que dar la culpa a alguien y en este caso, jamás diría que juegue un jugador que está sancionado. Es lógico y hubo una mala interpretación. Lo pagué yo y me supo mal porque en absoluto fui el culpable de la eliminación de la Unión.

Estos últimos años se le ha criticado por pasar gran parte de la temporada fuera de la Isla, en Argentina. ¿Había vació de poder cuando se iba de Menorca?

—A ver, la Junta Insular de Menorca somos doce. Sí que es cierto que el presidente ejerce una función concreta pero las decisiones se toman entre todos y cuando me iba se quedaba al frente Toni Sintes o Rotger mismo y todo funcionaba igualmente sin mí. Y telemáticamente desde Argentina me reunía con la FFIB.

O sea, otra acusación injusta y sin fundamento según usted.

—La JIM no quedaba desmantelada porque tres meses estuviera fuera de Menorca. Seguía el día a día como siempre. La gente debería entender que es un cargo voluntario y sin retribución y que mi pareja es argentina. Se interpretaba mal pero no había vacío.

¿Se ha sentido apoyado y querido, en general, en Menorca?

—Pienso sinceramente que sí y en realidad, no me llevo mal con nadie en absoluto. Soy una persona dialogante y sé que alguno se habrá alegrado de mi marcha, lo acepto pero hacerlo bien para todos es imposible. E insisto, cada club quiere hacerlo a su manera y a veces tomas decisiones que no se entienden de cara a la galería. Y las decisiones se toman en la Comisión Delegada y en la Asamblea; siempre se lo dije a los mandatarios de los clubes de la Isla. Yrepito, bien para todo el mundo es muy complicado.

¿Hasta dónde quiere llegar con estas afirmaciones?

—Pues que de Menorca va poca gente a la Asamblea, donde se cuece todo. Y los presidentes de aquí son reacios a ir o proponer cosas. Y luego no se presenta nada, se decide desde Palma el futuro y protestan. A menudo ha faltado participación de los clubes, mirando solo hacia dentro y para sus propios intereses.

Mirando ahora hacia atrás, ¿cree que han sido demasiados 28 años al frente de la presidencia?

—Diría que sí y no sé muy bien por qué. Si hubiera salido alguien antes le daba el cargo, no estaba cogido a la silla. Al entrar nadie lo quería y desde Palma ya dijeron de cerrar la Delegació, a lo que nos opusimos entre todos aquí.

¿De verdad ha estado lo suficientemente motivado para tirar del carro durante tantas temporadas?

—Siempre, y muy empujado y arropado en todo momento por mis compañeros de la JIM.

De momento, un amigo suyo, Fernando Osuna, coge el relevo desde ya. ¿Le ve como futurible en las próximas elecciones del 2024?

—Lleva tiempo con nosotros y es inteligente. Han acertado con él, tratándose de una persona preparada– expresidente del Sporting y delegado femenino– y además vive en Maó, lo que lo facilita todo, sin duda. Si Sansó gana, Osuna seguirá, si él quiere.

Por cierto y cambiando de tercio, este domingo, una década después, derbi insular en la Tercera RFEF.

—Ya tocaba, claro que sí. Hay mucho a mejorar, como que no puede ser, por ejemplo, que Ciutadella no tenga mínimo un Tercera RFEF. Siempre digo que el ‘futbito’ hace mucho daño a la Regional, ya que uno que quiere jugar al fútbol, va el sábado, juega y listo, sin compromiso alguno entre semana.

Paralelamente, como ciutadellenc que es usted, ¿cómo ve y vive el vacío de presencia y de alegrías en Tercera y Regional?

—Más de lo mismo. Creo que el Minifútbol hace un flaco favor y muchos jugadores podrían estar en la Regional. También el dinero ha entrado en la Regional y lo dinamita todo. Será muy difícil volver a lo de antaño, sobre todo en Ciutadella. Y debo decir que ahora un Tercera tiene los billetes pagados, dietas y 60.000€ de la RFEF. Otra historia es lo que se paga a algunos jugadores...

La UE ha dado ocho años a los campos de fútbol para quitar el caucho. ¿Qué le parece?

—De entrada me extrañó e hice broma recientemente con el conseller de Deportes, que debería empezar a hacer hucha. Deberán quitar el caucho y ya se avisa que si cambian el césped, que ya se adapten al nuevo material. No será fácil no y cuantioso.

En clave nacional este lunes, el mismo día, Rubiales fue inhabilitado y Bonmatí recibió el Balón de Oro femenino. ¿Tan mala persona ha sido el expresidente?

—He tratado a Rubiales, lo que le pasa es que tiene un ‘pronto’. Fueron a por él, una persecución. Para mí fue peor su gesto en el palco que el beso a Hermoso y lo juzgan por ello. Se lo querían cargar y se lo puso bien, pese a no tener mala intención alguna.

¿Se alegró del Mundial femenino logrado por España este verano? ¿Vio la final no imagino?

—Claro que sí y sí, muy contento. El fútbol femenino está en gran auge, ya viste a Bonmatí. Y en la Isla se intenta, tenemos tres equipos en Autonómica, cuando no teníamos ningún representante.

¿Cree que ha hecho lo suficiente como presidente de la JIM por y para el fútbol femenino?

—Pienso que sí. Siempre se puede hacer más claro. Quizás mi espina clavada es el fútbol sala; estuve un año inhabilitado por tener una liga de cuatro equipos que la ‘Española’ sí aceptaba y la ‘Futsal’, no. Ynos sancionaron a todos por ofrecerles una liga, sin tener estos cuatro equipos una federación propia en la Isla. Por hacer un favor nos inhabilitaron.

En féminas, ¿faltan más desde abajo no y que por ejemplo ya pudieran jugar en cadetes con los chicos como hasta infantiles?

—Se intenta, se hacen convocatorias para incentivar a las chicas. En la Isla juegan con los chicos sí y no juegan en cadetes por tema técnico y físico, a partir de estudios.

Si bien no tenemos a un Sporting Mahonés en Segunda B y apenas dos Tercera, ¿el fútbol menorquín va por el buen camino?

—Creo que sí y se ha visto en las dos ‘semis’ de Copa Regional por ejemplo, muy igualadas. Luego otra cosa es ascender a Tercera; ya más complejo. Y tenemos las ligas baleares cadete e infantil, que las veo muy positivas e ilusionan a los chicos, si bien, debilita los torneos de Menorca.